Gracias, Padre bueno y misericordioso, por la mujer, por su misión en la tierra, gracias por su sonrisa, por sus ganas de salir adelante y por su fe inquebrantable.
Gracias, Padre de eterna ternura, porque nos has hecho a tu imagen y semejanza, gracias porque nos creaste varón y mujer, te pedimos que al reconocernos diferentes encontremos la posibilidad de complementarnos para alcanzar nuestra felicidad y la de todo el género humano.
Gracias, Padre generoso, porque en los momentos más importantes de mi vida has colocado a mi lado a una mujer, en especial porque me has enviado a la mujer más buena de la tierra en el momento en que nací, gracias por mi madre. Gracias porque me has dado ejemplo de alegría con cada una de mis hermanas y primas. Porque he aprendido el valor de la amistad con mis amigas. (Si es el esposo el que ora: Porque ahora me has dado a la mejor compañera en mi esposa).
Reconozco Padre justo y misericordioso con humildad y vergüenza que mucho hemos denigrado a la mujer, que en tantas ocasiones hemos atentado contra su dignidad de hija tuya, que demasiadas veces como sociedad hemos abusado de ella, hemos atentado contra su libertad… y ahora levantamos las manos hacia ti para implorar nos llenes, a hombres y mujeres, de justicia y abras nuestros ojos y corazones para mirar con igualdad a la mujer y tratarla como auténtica hija tuya.
En silencio, con los ojos cerrados y las manos levantadas pide la gracia para hacer una obra buena en favor de alguna mujer que sabes necesita de tu ayuda. Enseguida vuelve a rezar:
Me comprometo Padre eterno a reconocer día a día a las mujeres que se esfuerzan por hacer de este mundo un lugar más grato, más pacífico, más amable, más tierno…
Me comprometo a hacer algo por las mujeres que se sienten solas, por las mamás solteras, por las viudas, por las que son víctimas de la violencia doméstica, por las que no tienen posibilidades para salir adelante, por las que son marginadas o usadas, por las que son asesinadas.
Por último Padre santo, me comprometo a esforzarme día a día para que varones y mujeres aprendamos a comprendernos, valorarnos y tendernos la mano siempre para hacer de nuestra familia y nuestro mundo un lugar donde crezca el Reino que haz anunciado.
Reza tres veces el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria.