En Camboya miles de mujeres padecen violencia familiar por sus maridos. Ahora sus vidas están siendo transformadas a través del proyecto de unir familias impulsado por una asociación cristiana que se acercó a sus pueblos predicando del amor de Jesucristo.
Una mujer llamada Lote de 42 años, se casó con Phan Eap cuando tenía 21 años de edad. Gran parte de sus años de matrimonio han sido infelicidad conyugal. Su situación era de pobreza y sin empleo. Su esposo, Eap, era físicamente desmedido inclusive las familias en su pueblo y la policía, tenían temor de intervenir. Su hijo, que tenía 10 años en ese entonces, pretendía ansiosamente poner fin a la ira de su padre. “Mi hijo tomó un cuchillo y trató de matar a mi marido”, dijo Lot.
Lot, aterrada por sus hijos y las situaciones pasadas, mandó a su hija a vivir con un familiar y a su hijo a un templo budista. El matrimonio de Lot y Eap continuó en la pobreza, y él no renunció a los abusos. Ella permanecía con desesperación, cada día más y más.
“Yo pensaba que un día me mataría”, dijo. “Así que, pensé que un día debía comprar gasolina, cerrar la puerta y permitir que se incendie todo conmigo inclusive”. La situación era extrema, hasta sus vecinos estaban preocupados por Lote.
Al lado de su casa vivía Fugas, su hermana que usualmente escuchaba sus gritos. Ella había vivido una situación semejante hasta que un día escuchó de una asociación cristiana que se presentó en la aldea a brindar ayuda. Buscó a Lot una tarde y se acercaron a ellos, “Yo quería enseñarle acerca del perdón” dijo. “Intentaba que sus vidas sean transformadas como la mía”. Los creyentes en la fe de Jesús les explicaron sobre la Biblia, el amor y el perdón de Jesús, guiándolos a orar y sobretodo cómo apartarse del mal para formar una familia sin abusos.
Lot acepto a Cristo y con el tiempo pudo ver la obra de Dios en su vida manifestada en gran manera en su esposo. “Abandonamos las peleas y discusiones, Eap dejó de beber, logró ser paciente y un esposo y padre amoroso” dijo. “Estoy muy feliz ahora.” Todos esos años de ira, odio y abuso se olvidaron quedando en el pasado. Ahora su familia está restaurada y sus hijos de nuevo en su hogar. Lot se ha convertido en un ejemplo para otras familias en Camboya y se encarga de visitar hogares que están destruidos para darles a conocer la Palabra de Dios, su amor y poder.
Fuente: Impacto Evangelístico