Entre los meses de abril y julio de este año, el agua salada del lago Urmía, ubicado en el oeste de Irán, próximo a las fronteras con Turquía e Irak, ha pasado de presentar una tonalidad verde oscuro al rojo sangre, un hecho contrastado por las imágenes captadas por el satélite de observación Aqua de la NASA.
Según explican los expertos del Observatorio Terrestre de la NASA en su página web, este cambio de color es un fenómeno periódico propiciado por los pigmentos orgánicos de los carotenoides que generan unas algas microscópicas que contribuyen al proceso de fotosíntesis y actúan como antioxidantes.
También a este efecto actúan unas bacterias que se conocen como Halobacteriaceae, que también liberan un pigmento rojizo.
Este cambio de color se registra por lo general entre primavera y verano, propiciado por la temporada de lluvias y la confluencia de determinados patrones climáticos.
La combinación de agua de lluvia y de nieve derretida de las montañas que va a parar al Urmía hace que caigan los niveles de salinidad del lago. Sin embargo, cuando aumenta la temperatura del agua en verano, lo que provoca que se salinice, haciendo que las micro-algas (variedad Dunaliellas) muestren este color.
Aunque el color del lago había cambiado ya en otras ocasiones en los últimos años, la tendencia sugiere a los investigadores que el cambio se volverá cava vez más corriente, debido a las sequías, desvíos y trasvases de agua fresca para ser empleada en la agricultura.
“El nivel del lago está decreciendo a un ritmo alarmante de 1,03 kilómetros cúbicos por año”, advierte Mohammed Tourian, de la Universidad de Stuttgart, que ha analizado los datos proporcionados por distintos satélites. “Los análisis muestran una pérdida de 220 kilómetros cuadrados de la superficie del lago por año, lo que se traduce como en una pérdida de casi el 70% en los últimos 14 años”, concluye.
Fuente: RT