En 1736 ocurrieron muchas calamidades en la Ciudad de México. Una epidemia de fiebre tifoidea mató a más de 40,000 personas. Hubo también un gran temblor. Y en el mes de diciembre, azotaron varios huracanes. A principios del año 1737, el Arzobispo decidió hacer una solemne novena a la Virgen de Guadalupe, pero la epidemia no cesó. Entonces, el Arzobispo-Virrey D. Juan Antonio Vizarrón, a petición de los Concejales, nombró a Nuestra Señora de Guadalupe Patrona principal de la nación y el 12 de diciembre como fiesta principal. El decreto fue promulgado el 23 de mayo. Ese día no se reportó ningún difunto.