La Fiesta de todos los Santos con los más pequeños

Disfraces, dulces, flores y hasta las polémicas calabazas también puede ser útiles para celebrar la Fiesta de todos los Santos con los más pequeños. Aquí algunas propuestas.

En algunas parroquias y comunidades católicas se va haciendo costumbre disfrazar a los niños de su santo favorito y reunirse en un sitio para un compartir con actividades infantiles. No se necesita una gran inversión, sino que con ayuda de algunas telas u objetos caseros, se puede lograr una buena caracterización.

Por ejemplo si la idea es vestir a la consentida de la casa como Santa Catalina de Siena se puede usar un largo vestido blanco con una tela negra para la cabeza en forma de “toca” (lo que usan las religiosas), sostenida por una corona de ramas secas. Mientras que en la mano puede llevar una cruz con azucenas.

Si se desea darle un toque más dulce, se puede cambiar el vestido por uno de color crema y la corona de ramas por una de rosas y así podría convertirse en Santa Rosa de Lima.

En el caso de los varones, una gran manta o sábana blanca que envuelva el cuerpo y una imagen de la Virgen de Guadalupe , en la parte frontal, daría la impresión de tener en la familia a un San Juan Diego con el manto de la Guadalupana.

También se podría representar a Santo Domingo Savio, patrono de las los coros de niños, con un pantalón marrón, casaca verde, camisa blanca y una corbata “michi”. Aunque si lo que se busca es caracterizar a un santo fundador, entonces una túnica negra o marrón mostrarían a un San Ignacio de Loyola o un San Francisco de Asís, respectivamente.

En las actividades infantiles se pueden utilizar recipientes con caramelos y pegar en ellos la estampa de los santos que sean más conocidos.

Por ejemplo, para profundizar sobre la vida de San Juan Pablo II, se hacen preguntas de la vida del Pontífice y el que responda correctamente, sacará un caramelo del recipiente que tiene la imagen del “Papa peregrino”. En los dulces se pueden envolver algunas de sus frases más famosas.

Los que viven en zonas de época de calabazas, como Estados Unidos, la idea es usar este vegetal para dibujar en ellas una estrella, una cruz y, para los más creativos, el rostro de la Virgen María o de Cristo. De esta manera se evitará las caras terroríficas y así darle un sentido más cristiano.

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