La niña María del Carmen González-Valerio, también conocida como Mari Carmen, tenía nueve años cuando murió, pero a pesar de su corta edad actualmente es Sierva de Dios y su proceso de canonización se abrió en 1996 durante el pontificado de San Juan Pablo II.
Desde que nació, la pequeña María del Carmen sufrió graves problemas de corazón, ella era la segunda de cinco hermanos. A su padre lo mataron durante la persecución religiosa de la Guerra Civil española, cuando ella tenía tan solo 6 años.
Antes de morir, su padre pidió a su madre que dijera a sus hijos cuando fueran mayores que él había luchado y “dado su vida por Dios y por España, para que se los pueda educar en una España católica donde el crucifijo presida todas las escuelas”.
La pequeña Mari Carmen rezaba cada día por los asesinos de su padre y en especial por el presidente de la Segunda República española, Manuel Azaña.
La Segunda República es el régimen político que tuvo España desde abril de 1931, durante la Guerra Civil (1936-1939) hasta el fin de la misma. Durante el periodo de gobierno de Azaña la persecución religiosa fue especialmente dura.
Según cuentan los que siguen la causa de beatificación, Mari Carmen un día en Misa preguntó a su abuela qué significaba “entregarse” a lo que la anciana contestó que era “darse por entero a Dios y pertenecerle completamente”.
Poco después la niña enfermó de escarlatina, que se fue agravando con el paso de los días. La pequeña no pidió en ningún momento que Dios la salvara, sino que repetía “que se haga Su voluntad”. Mari Carmen sufrió mucho durante su enfermedad.
Desde la causa de canonización precisan que la pequeña afirmó que “la Virgen María iría a buscarla el día de su santo, 16 de julio. Pero cuando se enteró de que una de sus tías se casaba ese día, anunció que moriría al día siguiente”.
Y así fue. El 17 de julio de 1939, anunció sentada en la cama, a pesar de que era una postura en la que no podía estar desde que enfermó, “hoy me voy a morir, ¡me voy al cielo!”
Junto con sus hermanos y su madre, la pequeña antes de morir les dijo: “Ámense unos a otros” y después murió.
Patricia Gómez Acebo, de la Asociación de Amigos de la Causa de Beatificación de Mari Carmen González-Valerio, dijo a ACI Prensa que en los últimos días de su vida, la niña intuía la presencia cercana de la Madre de Dios y los ángeles.
Algunos afirman incluso que en el momento de su muerte pudo escuchar el canto de los ángeles y que su partida al Padre ocurrió acompañada de la Virgen María.
A pesar de que la enfermedad la había dejado deformada físicamente, uno de sus tíos apuntó cómo su rostro se iba normalizando al momento de su muerte y que un dulce perfume emanó de su cuerpo.
Cuando Manuel Azaña murió el 3 de noviembre de 1940, un año y cuatro meses después de la muerte de Mari Carmen, el Obispo de una diócesis francesa se encontraba con el expresidente de la Segunda República española. Según declaró el Prelado posteriormente “Azaña recibió con toda lucidez el sacramento de la penitencia, expirando en el amor de Dios y la esperanza de verlo”. Algo por lo que la pequeña había rezado y ofrecido sus dolores hasta la muerte.
Actualmente la causa de canonización de Mari Carmen González-Valerio se encuentra abierta y la difusión de su devoción llega a los cinco continentes.
fuente:aciprensa