¿Sientes tristeza frecuentemente?
María nuestra madre, nos socorre, acompaña nos da fortaleza.
La tristeza, hijita mía, tiene connotación de pereza espiritual, y emocional, viene a ti por muchas razones o motivos, y más emotivos.
¿Sabes por qué? La tristeza está compuesta por muchos elementos humanos, como desilusión, pérdida de trabajo, apatía, muerte o enfermedad de un ser querido.
La muerte del alma llega a tu alma cuando a esta le falta fe, fortaleza y entereza.
¡Pero si tengo fe!…
Me contestas.
Tu fe debe ser sólida y ciega, no dejes que entre la tristeza larga y duradera, siempre estás bajo mi socorro y amparo.
La tristeza excesiva trae llanto continuo y quebranto de espíritu, aislamiento deseos de estar en soledad, y consigo la depresión, algunos se alejan de Dios, le culpan viviendo enojados y enajenados, no quieren comer, ni asearse, menos rezar, visitarlo en el Sagrario o ir a Misa.
Si el cuerpo se enferma es porque el alma está triste, al bajar las defensas físicas y emocionalmente le abren la rendija sin darse cuenta al enemigo, que sale de su escondrijo y salta y asalta al ser débil de espíritu.
Por esa razón es necesario que estés fuerte en tu fe y alerta, arréglate, y se alegre más que exteriormente, desde el fondo de tu corazón.
Aunque a veces tengas razón de estar triste, no lo demuestres.
Esto quiere decir que por la tristeza no pierdas la salud, ni la paz.
Para que conserves la paz es necesario cerrar tu puerta orar en lo secreto, allí en el silencio con docilidad y humildad serás consolada.
Nadie te conoce más que mi hijo Jesús y nadie te comprende más que Yo, Tu Madre, desde el cielo te escucho, te acompaño y te amo, refúgiate en mi regazo hazme caso y confía siempre en Dios.
Amén. <>
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