En la noche del 4 de enero, Nathan Leonhardt estaba cerrando la Catedral de San Pablo en Minneapolis, en el estado de Minnesota (Estados Unidos), cuando encontró algo inesperado: un bebé recién nacido.
“Me quedé sin habla. Estuve congelado por un lapso de 10 segundos, aunque creo que fue más”, comentó Leonhart, guardián de la Catedral, al Catholic Herald. “Eligieron un buen lugar para dejarlo. Es una Iglesia y nosotros queremos a los niños”.
La policía local recibió una llamada donde se les informaba que un bebé había sido abandonado en la Catedral. El sargento Charlie Anderson indicó que “todos los que participamos de la llamada nos enamoramos inmediatamente” del niño.
Según indicó Anderson a CBS Minnesota, “en este trabajo ves mucho mal en la gente. Violencia, muerte y destrucción. Es lindo tener una llamada como esa cada cierto tiempo para recordarte por qué usas la placa policial”.
Mientras esperaba la llegada de la policía, el P. Ubel bautizó al bebé y lo llamó Nathan John, como el guardián de la Catedral que lo encontró. El sacerdote espera que el niño sea adoptado por una familia católica.
“El hecho de que esta criatura haya sido abandonada en una iglesia católica no es un detalle insignificante para mí”, expresó el sacerdote.
Este caso fue algo muy particular para el sargento Anderson, que se casó en la Catedral de San Pablo y asistió a algunos seminarios hace algunos años. También es padre de tres hijos y para él esta llamada “tocó su corazón”.
Cuando la policía llegó a la Catedral, se aseguraron de que el bebé estuviera caliente, ya que en Estados Unidos están en pleno invierno, antes de llevarlo al hospital. Anderson contó que los policías se juntaron en un abrazo grupal para que el niño entrara en calor.
Tras dejar al bebé, los oficiales decidieron ir a comprar cosas esenciales para él y las enviaron al hospital.
“Compramos enterizos, una mecedora, botas, un sombrero de mono y un juguete de jirafa que a mis hijos les encantó”, contó Anderson.
El bebé nació prematuramente, pesando alrededor de 2,26 kilos. Ahora está sano y salvo y bajo el cuidado de los Servicios Protectores de Niños del Condado Ramsey.
La policía no ha abierto una investigación al caso y el sargento Anderson quiere que la madre sepa que ella no está en problemas.
Anderson espera volver a ver al bebé y dijo que recordará este incidente por siempre. “Siempre pensaré en él. Y espero que algún día se presente la oportunidad, no puedo pensar en nada mejor”.
Traducido por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en CNA.