El yoga está fundado en una filosofía y en una visión que no son compatibles con la fe cristiana. Las siguientes claves resumen las publicaciones de los especialistas Joel S. Peters y P. James Manjackal sobre el tema.
1. El yoga es una disciplina espiritual hindú y no solo posturas o ejercicios físicos
La palabra yoga deriva de la raíz sánscrita “yuj” que significa “unión”. El objetivo del yoga es unir el yo transitorio (temporal) o “jiva”, con el (yo eterno) infinito o “Brahman”, el concepto hindú de Dios.
Este dios no es un dios personal, sino que es una sustancia impersonal espiritual que es “uno con la naturaleza y el cosmos”. Brahman es una sustancia impersonal y divina que “impregna, envuelve y subyace en todo”.
El yoga no es únicamente un conjunto de posturas y ejercicios físicos, sino que es una disciplina espiritual que pregona llevar el alma al “samadhi”, es decir, a aquel estado en el que lo natural y lo divino se convierten en uno, el hombre y Dios llegan a ser uno sin ninguna diferencia.
2. Es panteísta y por lo tanto incompatible con el cristianismo
El panteísmo es aquella visión según la cual el dios y el mundo son uno solo. En el hinduismo existe una realidad única y todo lo demás es una ilusión (o Maya), es decir, el universo es entendido como una energía eterna, divina y espiritual, donde todos los entes que existen -incluyendo los humanos- son sus extensiones.
El yoga es la vía que lleva al practicante (varón=yogi, mujer=yogini) con esta energía cósmica.
Por otro lado, en el cristianismo, a través de la revelación contenida en la Tradición y las Sagradas Escrituras se conoce la verdadera naturaleza del hombre como creación única de Dios hecho a su imagen y semejanza; y que ni el hombre ni el universo creados son divinos.
En el hinduismo, el bien y el mal son ilusorios (Maya), y por lo tanto, inexistentes. Mientras que en el cristianismo, el pecado significa una transgresión de la ley de Dios y el rechazo de nuestro verdadero bien; además, es inseparable para nuestra fe porque es la razón por la que necesitamos un Salvador. La Encarnación, la Vida, la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús son para los cristianos medios de salvación, es decir, para liberarnos del pecado y de sus consecuencias.
3. No se puede separar la espiritualidad hinduista de la práctica del yoga
Es un error creer que practicando yoga solo se conseguirán beneficios corporales sin ser afectado por su fundamento espiritual.
Esto se debe a que el yoga no trata esencialmente de la relajación o la flexibilidad, sino de utilizar los medios físicos para un fin espiritual.
Como explica el apologeta Michael Gleghorn, hay especialistas en yoga como Georg Feuerstein y Jeanine Miller, que al hablar sobre las posturas de esta práctica (asana) y de los ejercicios de respiración (pranayama), las señalan como algo más que solo otra forma de ejercicio: son “ejercicios psicosomáticos”, es decir, que el proceso de origen psíquico también tiene influencia en el cuerpo.
El reconocido investigador sobre yoga, Dave Fetcho, también señala que la filosofía oriental es interdependiente con la práctica del yoga:
“El yoga físico, según su definición clásica, es intrínseca y funcionalmente incapaz de ser separado de la metafísica de las religiones orientales. El practicante occidental que intente hacer esto lo está haciendo desde la ignorancia y en peligro, tanto desde el punto de vista del yogui como desde el punto de vista cristiano. (Yoga; 725:2)
4. La Iglesia Católica sí se ha pronunciado sobre el tema
En la “Carta a los obispos de la iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana” de 1989, la Congregación para la Doctrina de la Fe, si bien no condena expresamente el yoga, señala en el numeral 12que se debe tener prudencia con la práctica de “métodos orientales”, inspirados en el hinduismo y el budismo:
“Propuestas u otras análogas de armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales deberán ser continuamente cribadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de método, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo”.
En el numeral 14 se explica que la sola noción de que los seres humanos se unan “con una conciencia cósmica divina” contradice las enseñanzas de la Iglesia:
“Para aproximarse a ese misterio de la unión con Dios, que los Padres griegos llamaban divinización del hombre, y para comprender con precisión las modalidades en que se realiza, es preciso ante todo tener presente que el hombre es esencialmente criatura y como tal permanece para siempre, de tal forma que nunca será posible una absorción del yo humano en el Yo divino, ni siquiera en los más altos estados de gracia”.
En el 2003, el Consejo Pontificio de la Iglesia Católica para el Diálogo Interreligioso publicó un documento titulado “ Jesuscristo: Portador del Agua de la Vida ”, donde se ubica al yoga como una de las muchas prácticas de la New Age (Nueva Era), y que es “difícil de reconciliar con la doctrina y la espiritualidad cristianas”.
En el numeral 3 explica por qué el del yoga no ayuda a la meditación y oración cristiana:
“Para los cristianos, la vida espiritual consiste en una relación con Dios que se va haciendo cada vez más profunda con la ayuda de la gracia, en un proceso que ilumina también la relación con nuestros hermanos. La espiritualidad, para la Nueva Era, significa experimentar estados de conciencia dominados por un sentido de armonía y fusión con el Todo. Así, ‘mística’ no se refiere a un encuentro con el Dios trascendente en la plenitud del amor, sino a la experiencia provocada por un volverse sobre sí mismo, un sentimiento exultante de estar en comunión con el universo, de dejar que la propia individualidad se hunda en el gran océano del Ser”.
5. El origen del yoga se remonta a los “vedas” y existe más de un tipo
Si bien sus orígenes se remontan a 5 mil años atrás y durante mucho tiempo sus principios fueron transmitidos oralmente, el yoga fue puesto por escrito e hizo su aparición en los 4 antiguos textos hindúes conocidos como los Vedas (después en los Upanishads).
Tiempo después, el pensador hindú Patañjali compiló y codificó todo el conocimiento del yoga en el Yoga Sutra, el texto de más autoridad sobre esta materia y reconocido por todas sus escuelas.
Patañjali explicó en sus escritos las 8 vías que guían las prácticas del yoga desde la ignorancia a la “iluminación” o unión con Brahman. Estas son: el autocontrol (yama), práctica religiosa (niyama), posturas (asana), ejercicios de respiración (pranayama), control de los sentidos (pratyahara), concentración o control mental (dharana), contemplación profunda (dhyana), iluminación (samadhi).
Es interesante observar que las posturas y los ejercicios de respiración que frecuentemente son considerados en Occidente como todo el Yoga, son los pasos 3 y 4 que buscan la unión con el llamado Brahman.
fuente: aciprensa