Llegado por la tarde, Francisco es recibido por una gran multitud que lo aclamaba en voz alta.
Durante su visita, se reunió con niños y jóvenes del catecismo con el que dialoga dando respuesta a varias preguntas, entre ellas: “¿Por qué se convertiría en el Papa?”, “Cuando eras pequeño ¿qué quieres ser?”, “¿Cuál ha sido el punto más difícil en su vida?”. Sucesivamente, el Papa dirigió una pregunta: “¿Cuántos Dios hay uno o tres”?, explicando, así, el misterio trinitario a los niños.
A continuación, saluda a los enfermos y los ancianos, los padres que recientemente han bautizado a sus hijos y familias asistidas por la Cáritas parroquial.
A continuación, el Papa celebró la misa en la que pronunció la homilía de brazo señalando que el mensaje propuesto por las lecturas es único e indica un programa de vida: “Sed santos, porque yo, el Señor tu Dios, soy santo” y ” Sed perfectos como el Padre celestial es perfecto “. “Pero cuál es el camino para convertirse en santos?”. Jesús, dice el Papa, lo explica con cosas concretas: “No hay venganza. ‘Pero yo te hice: tendrá que pagar! “: Este es un Cristiano? No ‘Vas a pagar por’ no entra en el lenguaje de un Cristiano. La venganza nada. Sin resentimientos. Y ‘el camino del perdón, olvida los insultos “.
Las grandes guerras, dice Francisco, todo esto masacre de las personas, de los niños todo el odio que hay en el mundo es el mismo odio que tienes en tu corazón para alguien. Cierto, lo que es “mayor”, pero es la misma:
“Perdonar, en mi corazón. Este es el camino de la santidad y esto se aparta de las guerras. Pero si todos los hombres y mujeres del mundo aprendieron esto, no habría guerras. La guerra empieza aquí, en la amargura, el rencor, el deseo de venganza, para hacerme pagar. Pero que destruye familias, destruye amistades, destruye barrios”.
La oración, dice el Papa continuó, es potente, la oración vence el mal, la oración puerta a la paz. Jesús dice: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”: “Y para ello, pide la gracia de no permanecer en el rencor, la gracia de orar por nuestros enemigos, para orar por las personas que no toman así, gracia de la paz.
Os pido, por favor, tener esta experiencia: una oración diaria. Así ganamos, así que vamos a ir en este camino de la santidad y la perfección”.
Al final de la misa, Francisco va a el exterior de la iglesia para dar la bendición a todas las personas que no podían entrar, pidiendo al fin de orar por él.