Salmo 105, 6-7a. 13-14 21-22. 23
R. Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.
Hemos pecado igual que nuestros padres,
cometimos maldades e injusticias.
Allá en Egipto, nuestros padres
no entendieron, Señor, tus maravillas. R.
Se olvidaron pronto de tus obras
y no se fiaron de tus designios.
Su apetito era insaciable en el desierto
y te provocaron, Señor. En la estepa. R.
Se olvidaron del Dios que los salvó
y que hizo portentos en Egipto,
en la tierra de Cam, mil maravillas,
y las aguas del mar Rojo, sus prodigios. R.
Por eso hablaba Dios de aniquilarlos;
pero Moisés, que era su elegido,
se interpuso, a fin de que, en su cólera,
no fuera el Señor a destruirlos. R.
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