Conversando un día con cierto pastor evangélico, me hizo ésta pregunta: si la Biblia dice que el único ser omnisciente es Dios, ¿cómo puede María conocer las oraciones de millones de personas al mismo tiempo? ¿Acaso, también María es omnisciente igual a Dios?
Acostumbrado mi amigo pastor a desconcertar y vencer con argumentos como esos a los católicos sin preparación alguna, su sonrisa burlona anticipaba la señal de lo que él creía, sería otra más de sus victorias. Sin embargo, su sonrisa comenzó a desaparecer cuando le expliqué lo siguiente:
Dios es el único omnisciente, sólo Él y nadie más que Él, conoce todo, absolutamente todo. Pero Dios al crear al hombre lo hizo a su imagen y semejanza, Gén. 1,26. Es decir, que el hombre posee cualidades y capacidades semejantes a las de Dios, aunque nunca iguales. Por ejemplo, Dios es amor y su capacidad de amar es infinita, así también el hombre es capaz de amar, pero nunca amará igual que lo hace Dios.
También el hombre a semejanza de Dios que todo lo conoce, puede adquirir conocimiento. Preguntar si María puede conocer las oraciones de millones de personas al mismo tiempo es desconocer la Escritura y poner límites corporales a seres espirituales. Expliquemos:
Un ser humano es en esencia, cuerpo y espíritu; ese espíritu al estar limitado por un cuerpo está sujeto a leyes naturales, leyes de la física que dicen por ejemplo, que un cuerpo sólo puede ocupar un lugar en el espacio. Las leyes que rigen a los seres espirituales, como ángeles, demonios, espíritus de las personas que están en el cielo son diferentes y más, mucho más amplias que las leyes materiales. Por eso el Apóstol San Pablo nos dice que al estar limitados por un cuerpo físico, material, hoy conocemos sólo en parte, pero al ser liberados del cuerpo carnal nuestro conocimiento será mayor:
“Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido” 1 de Corintios 13, 12.
Jesucristo dijo que en el cielo los hombres seremos como ángeles, Mateo 22, 30.
El Apocalipsis nos muestra cómo es la vida en el cielo, con Dios. No necesitaremos alimentos ni agua, no nos cansaremos nunca, ni sentiremos dolor.
“Ya no tendrán hambre ni sed; ya no les molestará el sol ni bochorno alguno” Apocalipsis 7, 16.
“Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado” Apocalipsis 21, 4.
Todas las capacidades del hombre, en el cielo son infinitamente superiores a lo que somos hoy. , Mateo 22, 30.
¿Satanás y sus demonios pueden conocer las acciones de millones de personas al mismo tiempo?
Naturalmente que sí, pues si Satanás sólo pudiera escuchar a una persona a la vez, el daño que causaría a 7000 millones de seres humanos sería insignificante, sería de risa, igual que un médico, ¿cuando terminaría de atender a esos 7000 millones de personas? Eso hablando en términos humanos, pues sujetos a las leyes de la materia vivimos en una “realidad temporal” y necesitamos por tanto, del tiempo. Pero en el cielo no existe el tiempo, ¡EXISTE LA ETERNIDAD!
Apocalipsis 22,5
Noche ya no habrá; no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos.
¿Que si María es omnisciente? La respuesta es, que no, ¿que si María y los Santos que están en el cielo, libres de las leyes del tiempo y la materia pueden conocer las oraciones de millones al mismo tiempo? La respuesta es un rotundo, sí, además así lo afirma la Biblia. Al presentar a Jesús en el templo, el viejo Simeón pronuncia una profecía sobre María, veamos:
“Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones” Lucas 2, 34-35.
Simeón profetiza sobre María que un gran dolor, una espada atravesará su alma, clara referencia a la muerte de su hijo en la cruz. Pero profundicemos. En la Biblia, la espada simboliza la Palabra de Dios:
“Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” Efesios 6,17
“Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón” Hebreos 4,12.
La Palabra de Dios penetra el alma como una espada y conoce los pensamientos del corazón, y eso es justamente lo que Simeón le anuncia a María, que una espada, es decir, la Palabra de Dios atravesará su alma, ¿para qué? A FIN DE QUE QUEDEN AL DESCUBIERTO LAS INTENCIONES DE MUCHOS CORAZONES.
¿ASÍ O MÁS CLARO LO QUIERES?
LA SONRISA DE MI AMIGO EL PASTOR HABÍA DESAPARECIDO POR COMPLETO…
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