La sal, sí, esa que se usa para sazonar las comidas, tuvo desde los tiempos más remotos un carácter sagrado y religioso.
Su uso religioso y sagrado se remonta a miles de años atrás, existen dos tipos de sal para propósitos litúrgicos: la sal bautismal y la sal bendita.
También fue usada por los cristianos de la Iglesia primitiva, especialmente de rito romano.
La sal bendita se da con mayor frecuencia en la Forma Extraordinaria, sobre todo en exorcismos, bautizo, la bendición del agua bendita y la reconsagración de un alta, pero también en la Forma Ordinaria puede ser usada para bendecir el agua.
Si deseas un poco de sal bendita, solo lleva un poco de sal común y pídele a un sacerdote que la bendiga.