San Alberto Hurtado,
amigo de los patroncitos
de los que no tienen casa
y sienten hambre y frío.
Les diste el Hogar de Cristo,
les regalaste tu abrigo,
los quisiste como hermanos,
los trataste con cariño.
Nos enseñaste a ayudar
a hacer la vida más buena…
Eso es solidaridad,
y hay que dar hasta que duela.
Amén