El Papa Francisco reza “todos los días” a un pequeño icono ucraniano de la Señora de la Ternura, de gran tradición entre los ucranianos y que conserva “con especial veneración” así dijo ante seminaristas y sacerdotes del Pontificio Colegio Ucraniano de Roma
El Pontífice explicó que el icono fue un regalo del Arzobispo Mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana “cuando estábamos en Buenos Aires. Cuando vine aquí, a Roma, pedí que me lo trajeran”.
A este respecto, el Papa invitó a los sacerdotes y seminaristas a abrirse al Evangelio, a poner la mirada en horizonte amplios para convertirse en “verdaderos pastores de su comunidad”, y, por lo tanto, contribuir a la paz en Ucrania. El país en estos momentos es afectado por la guerra.
Por otro lado, el Pontífice se refirió al origen del Colegio, que se construyó para “proporcionar a los fieles provenientes de zonas de sufrimiento o persecución un lugar en Roma donde sentirse como hijos amados y vivir en una casa en la que puedan crecer preparándose para la misión apostólica como diáconos y sacerdotes”.
Papa Francisco: “nuestros días el mundo está herido por las guerras y la violencia”
El Santo Padre recordó cómo “en los últimos años de su pontificado, Pío XI debió afrontar muchos desafíos, a pesar de lo cual siempre llevó su voz con fortaleza en la defensa de la fe, de la libertad de la Iglesia y de la dignidad trascendente de toda persona humana”.
“Condenó con claridad, mediante discursos y cartas, las ideologías ateas e inhumanas que ensangrentaron el siglo XX. Del mismo modo, indicó a la Iglesia el camino maestro del Evangelio, poniéndolo en práctica en la búsqueda de la justicia social, dimensión imprescindible para el rescate plenamente humano de los pueblos y de las naciones”.
En este punto, aprovechó para dirigirse a los sacerdotes presentes e invitarles a “estudiar la Doctrina social de la Iglesia y mantener el discernimiento y el juicio sobre la realidad social en la cual estarán llamados a trabajar”.
El Papa observó que en Ucrania “es fuerte la aspiración de justicia y paz que ponga fin a toda forma de prevaricación, corrupción social o política de las cuales los pobres son siempre los principales perjudicados”.
A los sacerdotes y seminaristas les recordó que “amando y anunciando la Palabra se convertirán en verdaderos pastores de la comunidad que se os ha confiado, y esa será la lámpara que ilumine vuestro corazón y vuestra casa”.
“Desde la colina del Gianicolo, donde se encuentra el Colegio, podéis disfrutar de un bellísimo panorama de Roma, y tal vez, hace unos días, pudisteis contemplar el arcoíris tras el temporal, cuando el sol atravesaba las nubes más espesas. De ese modo os invito a actuar, de modo que vuestro corazón se abra siempre hacia horizontes más amplios hasta abarcar el mundo entero, por donde muchos hijos e hijas de Ucrania se han esparcido en el transcurso de los siglos”.
El Papa terminó diciendo: “Amen y custodien sus tradiciones, pero siempre evitando toda forma de sectarismo. Custodien siempre, en vuestro país y fuera, el sueño de la Alianza entre Dios y la humanidad, los puentes que, como el arco de luces sobre las nubes, reconcilien el cielo con la tierra y reclamen a los hombres que no paren nunca de aprender a amarse y a respetarse, abandonando las armas, las guerras y toda forma de abusos”.