En este momento en que me encuentro en oración en Tus brazos, Jesús, te pido la gracia de ser libre de este veneno que es la envidia, traída al mundo por Satanás. Señor, te pido que vengas en auxilio de mis flaquezas y mis debilidades.
Entrego de todo corazón a Ti, Señor, todos los momentos en que experimenté el sentimiento de envidia, ya sea con amistades o con bienes materiales. Te pido, Espíritu Santo, que vengas sobre mi corazón y sobre mi vida, liberándome de las raíces de la envidia.
Ven, Espíritu Santo de Dios, dame un corazón puro y simple, que se alegra con aquello que soy y que tengo. Ven, Espíritu Santo, abre mis ojos a las riquezas que poseo.
Ven, Espíritu Santo de Dios, blíndame con tu poder para que me proteja de los envidiosos que quieren perjudicarme a mí y a mis familiares.
Renuncio a toda envidia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
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