Hay muchos los testimonios de conversión que llegan a Medjugorje y aquel de Claudio es de veras muy particular.
Claudio se encuentra actualmente en prisión, cumpliendo una sentencia de 23 años de prisión. “El odio que llevaba dentro de mí, debido a estos hechos y todas las injusticias que había sufrido, me habían endurecido y rechazado y, después de seis años en prisión, ya estuve sin esperanzas.
Mi única esperanza era la venganza. Pero, en septiembre de 1988, se nos informa que que en el salón de teatro de la prisión hay una evento religioso”. Aquel día, algo cambió para siempre en el corazón de Claudio, ya que la Reina de la Paz también se había unido a él, incluso en la cárcel. “A las 4:30 pm, entré a la habitación sin ningún interés o expectativa particular. Había un grupo de personas que, después de una breve presentación, comenzaron a cantar himnos de alabanza a Dios y a Nuestra Señora. Me intrigó.
¿El secreto de la conversión? Perdonar con el corazón
“Las canciones fueron intercaladas con testimonios de conversión. Escuchando como uno de ellos encontró al Dios, estaba tan angustiado que comencé a llorar y, sin saber cómo, me encontré abrazando a este hermano”.
Desde entonces, Claudio ha tratado de entender cómo llegar a la conversión, a través de reuniones regulares con un grupo mariano. Descubrió lo que no imaginó: “Dios me ama y quiere amarme y me da alegría. Pero la alegría pasa por el perdón. Nunca hubiera sospechado que podría recibir tanta alegría, tanta paz, tanta seguridad, tanta libertad… del perdón”.
“Pero para mí fue una victoria que me dio una inmensa alegría. He pedido perdón a quienes he hecho mal, aunque sólo levemente. Mi vida se ha transformado completamente. Ahora, no puedo hacerlo sin alabar a la Trinidad y la Virgen todo el tiempo y he venido a agradecer a Dios, porque me permitió darme 23 años, porque de lo contrario nunca lo habría conocido. Hoy vivo en él y para él y siento que mi vida debe ser la oración”.
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