9 cosas que debes saber sobre el Domingo de Ramos

Este 25 de marzo se celebra el Domingo de Ramos y con esta celebración inicia la Semana Santa, conmemorando no uno, sino dos acontecimientos muy significativos en la vida de Cristo.

Les compartimos algunos datos que debes de saber sobre el Domingo de Ramos:

También es conocido como el “Domingo de Pasión”

Este nombre proviene del relato de la Pasión que se lee este domingo, pues si no se lee este domingo ya no podría ser leído, pues el próximo domingo la lectura tratará sobre la Resurrección.

Antes de la misa se realiza una procesión

Ya sea en sábado o domingo, la procesión puede tener lugar solo una vez, antes de la misa.

La Carta de fiestas pascuales, detalla que: “La entrada del Señor en Jerusalén, ya desde antiguo, se conmemora con una procesión, en la cual los cristianos celebran el acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos, que hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el fervoroso ‘Hossana’”.

En la procesión se pueden portar palmas u otros tipos de plantas

No necesariamente se deben utilizar hojas de palma en la procesión, se pueden utilizar otros tipos de plantas.

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia dice: “A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión”.

Deben ser instruidos los fieles sobre la celebración

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia asegura que “los fieles deben ser instruidos sobre el significado de esta celebración para que puedan captar su significado”.

El texto también indica “Debe recordarse oportunamente que lo importante es la participación en la procesión y no solo en la obtención de hojas de palma o de olivo”, y tampoco deben mantenerse “como amuletos, ni por razones terapéuticas o mágicas para disipar los malos espíritus o para evitar el daño que causan en los campos o en los hogares”.

Jesús reclama el derecho de los reyes en la entrada triunfal a Jerusalén

En su libro “Jesús de Nazaret: desde la entrada en Jerusalén a la resurrección”, el papa emérito Benedicto XVI explica que Jesús reclamó el derecho de los reyes, de demandar modos de transporte particulares.

“Al mismo tiempo, a través de este anclaje del texto en Zacarías 9:9, una exégesis ‘fanática’ del reino está excluida: Jesús no está construyendo sobre la violencia; no está instigando una revuelta militar contra Roma. Su poder es de otro tipo: es en la pobreza y la paz de Dios, que identifica el único poder que puede redimir”, detalla el libro.

Los peregrinos reconocieron a Jesús como su rey mesiánico

Que los peregrinos coloquen sus mantos en el suelo para que Jesús camine por encima también “pertenece a la tradición de la realeza israelita (2 Reyes 9:13)”, señaló el papa Benedicto XVI, en su libro.

“Lo que hacen los discípulos es un gesto de entronización en la tradición de la monarquía davídica (del Rey David) y apunta a la esperanza mesiánica que surgió a partir de ésta”, indica el texto.

Prosigue, “sacan ramas de los árboles y gritan versos del Salmo 118, palabras de bendición de la liturgia de los peregrinos de Israel que en sus labios se convierten en una proclamación mesiánica: ‘¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en lo más alto!’ (Mc 11: 9-10, ver Sal 118: 26)”.

“Hossana” es un grito de júbilo y una oración profética

La multitud que aplaudió la llegada de Jesús no es la misma que exigió su crucifixión

Los que aplaudieron a Jesús en su entrada de Jerusalén no fueron sus habitantes, sino quienes lo acompañaban e ingresaron a la Ciudad Santa con él.

Esto se hace más claro en el relato de Mateo, “Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó diciendo: ¿Quién es este? Y las multitudes decían: Este es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea” (Mt 21, 10-11).

A pesar de que la gente había escuchado sobre el profeta de Nazaret, pero nadie le daba importancia y en Jerusalén no lo conocía.

El relato de la Pasión goza de una especial solemnidad en la liturgia

En el numeral 33, la Carta de Fiestas Pascuales dice lo siguiente:

“Es aconsejable que se mantenga la tradición en el modo de cantarla o leerla, es decir, que sean tres personas que hagan las veces de Cristo, del narrador y del pueblo. La Pasión ha de ser proclamada ya por diáconos o presbíteros, ya, en su defecto, por lectores, en cuyo caso, la parte correspondiente a Cristo se reserva al sacerdote”.

En la proclamación de la Pasión, los diáconos piden la bendición al sacerdote. Por ello no se llevan ni luces ni incienso, tampoco se hace al principio el saludo al pueblo, ni se signa el libro.

Conviene que se lea entero la narración de la Pasión y que no se omitan las lecturas que la preceden.

Fuente: Aciprensa

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