Padre amado, te doy gracias por el don de mi familia, por quienes en este momento te ruego, y sobre los cuales ahora te pido que derrames todas tus bendiciones y cumplas en ellos todas tus promesas de amor.
Tú quisiste que tu Hijo amado naciera bajo el seno de una familia y le asignaste un padre terrenal, San José, para proteger su inocencia y cuidar siempre de sus pasos. Te pido que a ejemplo de San José, pueda yo velar también por los míos. Sé que con San José como mi guía, estaré siempre listo para pasar mi vida con mi familia, por ellos y para ellos.
Bendice a mi mujer, a quien tú me has dado como mi esposa y mi amiga fiel, para compartir tu maravillosa obra de creación. Ella es carne de mi carne y huesos de mis huesos. A ella debo mirarla siempre como a mi igual y tratarla con el amor de Cristo por su Iglesia. Que María Santísima sea su guía y la ayude a encontrar tu paz y tu gracia en todo momento.
Dale siempre, Señor mío, la capacidad de administrar el hogar con sabiduría y entereza, y así, pueda ella mantener con calma y firmeza cada una de las situaciones complejas de la vida que se nos presenten como familia.
Bendice su vientre, para que me de los hijos que Tú, en tu infinita bondad, tienes planificado para nosotros y que sea capaz de engendrar niños santos que colaboren con tu reino y con tu obra de amor.
Bendice a mis hijos con tu vida y con tu presencia. Con tu amor paternal, muéstrales caminos de paz y de alegría. Que no pierdan nunca la esperanza ni sus sueños se vean truncados por los sinsabores de la vida. Que el ejemplo de tu Hijo predilecto sea la base sobre la cual ellos construyan sus vidas y que el Evangelio sea siempre su esperanza y su apoyo.
Te imploro, oh Padre amado, que protejas y bendigas a mi familia. Ven y permanece vigilante sobre ella, de manera que, en la fuerza de tu amor, cada uno de sus miembros pueda disfrutar de la prosperidad que Tú tienes planeada, que posean el don de tu paz y de la caridad, y que sean siempre esa pequeña iglesia doméstica, para que con tu luz y tu verdad, den testimonio de tu gloria en el mundo. Amén