Es un pre requisito y la parte central de la armadura.
El agua entra y sale de un canal, pero el agua no queda depositada en él. San Bernardo puso de esta manera:
“Si eres sabio, usted será un embalse y no un canal… Los canales permiten que el agua fluya, y no retienen una gota. Pero el depósito se llena primero, y luego, sin vaciarse, derrama su desbordamiento que renueva los campos”.
Sea cual sea tu vocación, tienes que ser fiel en todas las cosas a la llamada que Dios te ha dado.
Permanece despierto y ora para para superar las tentaciones del diablo. La razón exacta de la caída de los Apóstoles, abandonando a Jesús en el Huerto, era que no fueron vigilantes en la oración.
Parte del problema en el combate espiritual es la respuesta aletargada, lenta y anémica a la tentación. La gracia de Dios siempre debe prevalecer a través del arma de la oración.
Debemos comprometernos con nuestra propia voluntadrechazando virilmente y con fuerza la tentación desde el principio.
Una de las razones por las que Eva comió del fruto prohibido se debe a la sencilla razón que estaba cerca del árbol que Dios le dijo que no comieran de él.
Descubrir al enemigo en el ataque es la mitad de la batalla. La ignorancia de la presencia del enemigo puede aumentar su poder sobre nosotros.
Al ser asaltado por el enemigo es muy recomendable ofrecer oraciones cortas y fervientes; estas pueden resultar muy eficaces para poner al diablo en la fuga.
Todos pasamos por desolaciones.
La desolación espiritual siempre tiene una referencia a Dios y a sus cosas. Se siente como oscuridad ante la verdad divina, insensibilidad ante la Palabra, pereza para el bien, lejanía del Señor. Puede tener una fuerza inesperada, y tambalea las buenas intenciones que teníamos sólo un día antes. Si se prolonga un tiempo resulta una prueba espiritual particularmente dura; por ejemplo San Ignacio de Loyola tuvo tentaciones de quitarse la vida, atormentado por sus escrúpulos.
Mientras estas en estado de desolación, San Ignacio nos arma con cuatro armas fundamentales:
Algunos demonios son expulsados sólo a través de la oración y la penitencia.
En una ocasión, Santa Faustina contó en su Diario que el diablo estaba vagando por los pasillos buscando desesperadamente a alguien para tentar. Santa Faustina paró al diablo y le pidió que por obediencia a Jesús le dijera cuál era el mayor peligro para las monjas.
De mala gana el diablo respondió: las almas perezosas e indolentes.
El gran San Juan Bosco temía mortalmente el tiempo de vacaciones para sus muchachos en el Oratorio. ¿Por qué? Demasiado tiempo libre da plena entrada al diablo en la vida de la juventud.
¿Cuántas veces hemos pecado precedidos por momentos, horas o incluso días de indolencia y pereza?
Nuestra filosofía debe ser la de San Alberto Hurtado, “Hay dos lugares para descansar: El cementerio y el cielo”, el presente es el momento de trabajar por nuestra salvación con santo temor. El lema mayor de San Benito debería ser nuestro: “Ora et Labora”, ora y trabaja.
Por supuesto, nuestro mejor ejemplo para todo es Jesús quien dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
Jesús tenía una experiencia de oración prolongada en el desierto. Añadió a esto cuarenta días de ayuno; no comió nada. Finalmente el diablo le tentó con la Palabra de Dios y Jesús también usó la Palabra de Dios como una flecha afilada para perforar los esfuerzos de satanás.
La oración ferviente y prolongada, la abnegación constante y la familiaridad con la Palabra de Dios, tanto meditándola como poniéndola en práctica, son armas eficaces para combatir y vencer a satanás.
Una vez más, el Maestro San Ignacio viene al rescate. En la 13ª Regla de Discernimiento el santo nos advierte que al diablo le gusta el secreto, de modo que si uno se encuentra en un profundo estado de desolación y se abre a un Director Espiritual puede vencer la tentación.
El silencio total es como un corte o una herida profunda que se oculta debajo de una curita. Hasta que esa herida no se expone al sol y se desinfecta no sólo no se curará sino se estará aún más infectada, se ulcerará y habrá riesgo de gangrena o peor aún de amputación.
Abrumada por la tentación, la duda y la confusión, poco antes de hacer sus votos, Santa Teresa se abrió a su maestra de novicias y Superiora revelando su estado de alma. Casi de inmediato la tentación desapareció, hizo sus votos y pasó a ser una de las más grandes santas modernas.
¿Qué hubiera pasado con ella si hubiera seguido el consejo del diablo manteniendo el estado de su alma en secreto? Sin lugar a dudas no tendríamos a Santa Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia.
El uso adecuado de los sacramentales puede llegar a ser muy eficaz en la lucha contra el diablo, y sobre todo tres:
Santa Teresa de Ávila insiste en usar agua bendita para expulsar al demonio de nuestra presencia. ¿Por qué?
El diablo se infla de orgullo y el agua bendita es pequeña y poco visible, este demonio odia y no la puede soportar. Los exorcismos recurren al agua bendita
En nuestra batalla con satanás debemos utilizar todas las armas en nuestro arsenal. Dios escogió a San Miguel Arcángel como el ángel fiel, el Príncipe de la Milicia Celestial, para echar en el infierno a lucifer y a los otros ángeles rebeldes.
San Miguel, cuyo nombre significa “Quién como Dios”, es tan poderoso hoy como lo fue en el pasado.
Puedes orar la famosa oración
San Miguel Arcángel,
se nuestro amparo
contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
¡Reprímele Dios!
pedimos suplicantes.
Y tú,
¡Oh Príncipe de la Milicia Celestial!,
arroja al infierno,
con el divino poder,
a satanás
y a todos los espíritus
malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén.
Glorioso San Miguel Arcángel,
protégenos.
O simplemente rogar por su intercesión. Su ayuda desde las alturas de los cielos te ayudará a ser victorioso en tu combate contra el enemigo.
María tiene muchos títulos distintos, muchos vestidos distintos como se dice; cada país tiene muchas devociones marianas. Invocar a cualquiera de ellas sirve porque es siempre la Santísima Virgen María.
En nuestra batalla contra la antigua serpiente, Génesis 3:15 honra a la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente.
“Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón” (Génesis 3:15). De hecho, la serpiente antigua, el diablo puede arremeter contra nosotros con su fea lengua y escupiendo veneno, pero cuando tenemos confianza en María, ella le aplastará su cabeza.
En definitiva, cuando realmente busques la ayuda de las armas que Dios puso a tu disposición, puedes controlar la tentación del maligno en vez de permitir que la tentación te controle a ti.
Aquí te presentamos las 10 armas de guerra más eficaces y letales contra el gran tentador y mentiroso.
Debes estar muy alerta. Una salida inmediata a la primera señal de tentación te pondrá en camino de la victoria
fuente: forosdelavirgen
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