Introducción
La historia que sigue es una traducción de una cinta grabada testimoniando la historia de un hombre con una vida transformada. No es una entrevista o una biografía, sino las palabras propias de este hombre.
Las personas reaccionan de distintas maneras cuando escuchan esta historia. Algunos son inspirados, otros escépticos, algunos se burlan y lo ridiculizan, mientras que otros se molestan y enfurecen, creyendo que estas son palabras de un loco, debido a los maravillosos eventos relatados aquí, que no se ajustan a sus propias razones.
Mis Primeros Años:
¡Hola! Mi nombre es Athet Pyan Shinthaw Paulu. Soy de Myanmar. Me gustaría compartir con ustedes mi testimonio de lo que me aconteció, pero primero quiero darles un breve antecedente de mi vida en mi formación.
Yo nací en 1958 en el pueblo de Bogale, en área del Delta Irrawaddy al Sur de Myanmar (antiguamente Birmania). Mis padres, quienes fueron devotos budistas como muchas personas de Myanmar, me llamaron Thitpin (que quiere decir “árbol” en español). Nuestras vidas eran muy sencillas donde crecí. A la edad de 13 años dejé la escuela y comencé a trabajar en un bote de pesca. Pescábamos peces y algunas veces también camarones de numerosos ríos y riachuelos en el área de Irrawaddy.
A la edad de 16 años me convertí en lider de un bote. Al mismo tiempo viví en “Alto Isla de Mainmahlagyon” (Mainmahlagyon significa ´Hermosa mujer de Isla´ en español), justo al norte de Bogale, donde nací. Este lugar está sobre las 100 millas al sudeste de Yangon [Rangoon] nuestra ciudad capital de la nación.
Un día, cuando tenía 17 años de edad, atrapamos una gran cantidad de pescados en nuestras redes. Debido a la gran cantidad, un gran cocodrilo nos siguió y nos atacó. Nosotros estábamos aterrorizados de modo que frenéticamente remamos nuestros botes hacia la ribera tan rápido como pudimos. El cocodrilo nos siguió y golpeó con su cola nuestro bote. Aunque ninguno murió en el incidente, el ataque afectó grandemente en mi vida.
A la edad de 18 años fui enviado a un monasterio budista, lo que era considerando como un gran honor para mis padres, al tener a un hijo sirviendo este camino.
Nosotros hemos observado esta costumbre por muchos cientos de años.
Un Ferviente Discípulo de Buda:
Cuando tenía la edad de 19 años (1977) me convertí en un monje regular. El monje mayor de mi monasterio me dio un nombre budista, en el cual es costumbre en nuestro país. Yo era llamado U Nata Pannita Ashinthuriya. Cuando nos convertimos en monjes ya no usamos nuestros nombres de nacimiento.
El nombre del monasterio donde viví se llamaba Mandalay Kyaikasan Kyaing. El nombre del monje mayor era U Zadila Kyar Ni Kan Sayadaw [conocido como U Zadila]. Este era el más famoso monje budista en todo Myanmar en ese tiempo. Todos sabían quién él era, y fue grandemente honrado por el pueblo y respetado como un gran maestro. Y digo que “fue”, porque en 1983 murió en un accidente fatal de carro. Su muerte conmocionó a todos.
En aquel tiempo hacían ya seis años que yo era monje.
Traté duramente de ser el mejor monje y seguir todos los preceptos del budismo. Así fue que me mudé a un cementerio, donde viví meditando continuamente.
Algunos monjes quienes realmente quieren saber las verdades de Buda, hacen cosas como las que yo hice. Algunos se internan profundamente en los bosques donde llevan una vida de negación y pobreza.
Busqué privar mi egoísmo, mis pensamientos y deseos para escapar de la debilidad y sufrimiento y liberarme del ciclo de este mundo. En el cementerio no tuve temor de los fantasmas. Trataba de conseguir tal paz interna y de autorrealización que incluso, si un mosquito se posaba en mi brazo, yo lo dejaba que me picara en lugar de espantarlo.
Por años me esforcé de ser el mejor monje como podía y no dañar a ningún ser viviente. Estudié las enseñanzas de santos budistas, precisamente como mis antepasados lo hicieron.
Mi vida de monje llegó a su fin cuando caí muy, pero muy enfermo.
Estaba en Mandalay en ese tiempo y tuve que ser llevado al hospital para tratamientos. Los doctores hicieron algunas pruebas en mí y me dijeron que tenía fiebre amarilla y malaria, ¡ambas al mismo tiempo!. Después aproximadamente un mes en el hospital empeoró mi estado.
Los doctores me dijeron que no había ninguna esperanza de recuperación y me dieron de baja para hacer los preparativos del funeral.
Esta es una breve descripción de mi pasado. Me gustaría contarles de algunas cosas extraordinarias que me acontecieron después en ese tiempo.
La Visión que cambió mi vida para Siempre
Después que fui dado de baja del hospital, regresé al monasterio donde otros monjes me cuidaron. La debilidad crecía y crecía y estuve decaído hasta estar totalmente inconsciente. Supe más tarde que literalmente estuve muerto por tres días. Mi cuerpo decayó y apestaba a muerto y mi corazón dejó de latir. Prepararon mi cuerpo para la cremación y conforme a los ritos tradicionales de purificación budista.
Aunque mi cuerpo se apagaba lentamente, recuerdo que mi mente y espíritu estaban completamente en alerta. De repente, me encontraba en una verdadera y poderosa tormenta. Un tremendo viento aplastó todo el suelo, hasta que no se encontraba ningún árbol o ninguna cosa erguida, sólo una llanura plana. Comencé a caminar muy rápido por algún tiempo. No había ninguna persona por ninguna parte, estaba completamente solo.
Después de algunas horas llegué a un río y lo crucé. Al otro lado del río ví un terrible, pero terrible lago de fuego.
Nosotros no tenemos ningún conocimiento de un lugar como ese en el budismo.
En primer lugar estaba muy confundido y no sabía que estaba en el infierno, hasta que ví a Yama, el rey del infierno [Yama es el nombre atribuido al Rey del Infierno en numerosas culturas en toda Asia].
Su rostro se asemeja a la cara de un león, su cuerpo se parece a un león pero sus piernas eran como un naga [serpiente espiritual]. También tiene un número de cuernos sobre su cabeza. Su rostro era muy terrible y yo estaba aterrorizado; temblando le pregunté su nombre, él contestó: “Yo soy el rey del infierno, el Destructor”.
El terrible, ¡terrible Lago de Fuego!
El rey del infierno me dijo que mirara dentro del lago de fuego.
Miré y ví una colorida toga de color azafrán que los monjes budistas usan en Myanmar. Miré de cerca y ví la cabeza afeitada de un hombre.
Cuando lo miré a la cara ¡ví que este era U Zadila Kyar Ni Kan Sayadaw! [el monje que murió en un accidente automovilístico en 1983].
Le pregunté al rey del infierno porqué mi antiguo líder estaba confinado a este lago de tormento.
Dije: “¿Por qué esté en este lago de fuego? ¡El era un buen maestro!, él incluso grabó cintas de enseñanzas llamadas: ´¿Eres tú un Hombre o un Perro?´, con esto ayudó a miles de personas a entender que sus valores como humanos son mayores que los del animal.
El rey del infierno contestó, “Sí, él fue un buen maestro pero él no creyó en Jesucristo. Esta es la razón por la que está en el infierno” (Juan 14:6)
Me dijo que mirara a otra persona que estaba en el fuego.
Y ví a un hombre con una larga cabellera envuelta al lado de la mano izquierda de su cabeza. El también estaba usando una toga.
Le pregunté al rey del infierno: “¿Quien es este hombre?”, él respondió: “Este es aquel que tú adoras: Gautama [Buda]”.
¡¡Yo estaba muy perturbado a ver a Gautama en el infierno!!.
Yo protesté: “Gautama tuvo buen estirpe y un buen carácter moral, ¿por qué esta él sufriendo en este lago de fuego?”
El rey del infierno respondió: “No importa cuan bueno fue él. El está en este lugar debido a que él no creyó en el Eterno Dios”.
Luego ví a otro hombre que parecía usar un uniforme de soldado. El tenía una gran herida sobre su pecho.
Pregunté, “¿quién es este hombre?”, el rey del infierno dijo:”Este es Aung San, el líder revolucionario de Myanmar”.
Me dijo, “Aung San esta aquí porque él persiguió y mató a cristianos, pero la principal razón es porque él no creyó en Jesucristo”.
En Myanmar el pueblo tiene un dicho común, “Los Soldados nunca mueren, ellos perduran”.
Me fue contado que la legión del infierno tiene un dicho “Los Soldados nunca mueren, pero ellos van al infierno para siempre”.
Miré y ví a otro hombre en el lago de fuego.
El era un hombre bien alto y estaba vestido de defensa militar.
El estaba sosteniendo una espada y un escudo. Este hombre tuvo una herida en la frente. Este hombre era la persona más alta que jamás haya visto. El era seis veces el largo entre el codo de un hombre hasta la punta de sus dedos cuando se alarga su brazo rectamente, más el palmo de los dedos de un hombre cuando extiende su mano.
El rey del infierno dijo, “El nombre de este hombre es Goliat. El está en el infierno debido a que blasfemó contra el Dios Eterno y a su siervo David”.
Yo estaba confundido porque no sabía quien era Goliat ni tampoco quien era David. El rey del infierno dijo, “Goliat está registrado en la Biblia cristiana. Tú no sabes de él ahora, pero cuando te conviertas al cristianismo sabrás quien es él”.
La verdad del relato de David y Goliat está registrada en el Santo Libro de los Cristianos, la Santa Biblia en 1 Samuel 17
También ví a un ser cuyo su oficio es avivar las llamas del lago de fuego, de mantenerlo caliente. Este ser me preguntó: “¿Estas yendo al lago de fuego también?” Yo contesté, “¡No! ¡Yo estoy sólo aquí para observar!.
La apariencia de esta criatura que avivaba el fuego era muy aterradora. El tenía diez cuernos sobre su cabeza y una lanza en sus manos que tenía siete afiladas cuchillas.
Apocalipsis 12: 3 leer
La criatura me dijo, “Sí,… tú viniste aquí sólo para observar, ya que no encuentro tu nombre aquí”. El dijo: “Tú debes ahora regresar por el camino que viniste”.
El me apuntó hacia una llanura desolada donde caminé a lo largo por primera vez antes que viniera al lago de fuego.
El Valle de la Decisión:
Caminé mucho tiempo hasta el punto de sangrar. Tenía calor y un gran dolor. Finalmente después de caminar alrededor de tres horas llegué a un camino ancho. Yo caminé a lo largo de este camino por algún tiempo hasta que llegué a una bifurcación (encrucijada).
El camino de la izquierda era ancho. Un camino angosto salía a la mano derecha. Había un letrero en las bifurcaciones diciendo que “el camino de la izquierda era para aquellos que no creían en el Señor Jesucristo”. El camino angosto de la derecha era para los creyentes en Jesucristo Mateo 25: 31-46.
Yo estaba interesado por ver en dónde conducía el camino más ancho de modo que comencé a bajar.
Habían dos hombres caminando al frente, alrededor de 300 yardas delante de mí. Traté de alcanzarlos para así caminar con ellos pero no importaba cuan duro trataba no los podía alcanzar, así que me dí una vuelta y regresé a al camino de bifurcación.
Continué mirando a estos dos hombres mientras se alejaban de mí caminando. Cuando ellos llegaron al final del camino de repente los oía en lamentos, en gran dolor.¡Estos dos hombres gritaron en gran dolor! ¡Yo también grité cuando miré lo que les sucedió! Me di cuenta que el camino ancho finalizaba en un gran peligro para aquellos que lo viajaban. Mateo 7: 13-14
Mirando el Cielo
Empecé a bajar andando por el camino de los creyentes.
Después de viajar alrededor de una hora la superficie del camino se volvió de oro puro. Era tan puro que cuando miraba abajo veía mi propio rostro reflejado perfectamente (Apocalipsis 21:21).
Luego miré a un hombre parado en frente de mí. El llevaba vestiduras blancas (Apocalipsis 3:5, 3:18, 4:4, 7:9, 7:14, 19:8, 19:14).
También escuché hermosas canciones. ¡OH, eran tan hermosas y puras! Eran mucho mejor y mas significativas que la adoración que tenemos en las iglesias aquí en la tierra.
El hombre con vestiduras blancas me pidió que caminara con él. Le pregunté, “¿Cuál es tu nombre?” Pero él no respondió. Después que le pregunté su nombre por sexta vez el hombre respondió: “yo soy aquel que tengo las llaves del Cielo. El Cielo es muy pero muy hermoso lugar.Tú no puedes ir ahí ahora pero si tu sigues a Jesucristo podrás, una vez que tu vida haya terminada en la tierra”. El nombre del hombre es Pedro (Mateo 16:18-19) .
Luego Pedro me pidió que me siente y me mostró un lugar en el Norte. Pedro dijo, “Mira al norte y ve a Dios crear al hombre”. Yo miré al Eterno Dios desde una distancia. Dios habló al ángel. “Permitamos hacer al hombre”; el ángel suplicó a Dios y dijo,”¡Por favor no hagas al hombre. El hará equivocaciones y te afligirá!”. [En birmano literalmente quiere decir: El hará que te desprestigies].
Pero aún así, Dios creó al hombre. Dios sopló sobre el hombre y el hombre vino a la vida. EL le dio un nombre “Adán” (Génesis 1:26-27, 2:7, 5:1-2).
Nota: Los budistas no creen en la Creación del mundo ni del hombre, de modo que ésta experiencia tuvo un impactante significado en un monje budista.
Enviado de regreso con un Nuevo Nombre:
Luego Pedro dijo, “Ahora levántate y regresa de donde viniste. Habla a la gente que adora al Buda y adoran ídolos. Cuéntales que ellos deberán ir al infierno si no cambian. Aquellos que construyen templos e ídolos también tendrán que ir al infierno. También aquellos que dan ofrendas a los monjes para ganar méritos, ellos mismos van al infierno. Todos aquellos que oran a los monjes (santos) y los llaman ´Pra´ [Título respetuoso para un monje] irán al infierno. Aquellos que corean y ´ dan vida´ a los ídolos irán al infierno. Todos aquellos que no creen en Jesucristo irán al infierno” (Apocalipsis 20:14-15, 21:8 Juan 14:6).
Pedro me dijo que regresara a la tierra y testificara las cosas que había visto. El también dijo: “Tú debes hablar en tu nuevo nombre. Desde ahora tu serás llamado Athet Pyan Shinthaw Paulu” [Pablo quien vino de regreso a la Vida].
“¡Yo no quiero regresar. Quiero ir al Cielo!”, dije, entonces los Ángeles abrieron un libro. Primero ellos buscaron mi nombre de infancia (Thitpin) en el libro, pero no lo encontraron. Luego ellos buscaron el nombre que me había sido dado cuando entré a la hermandad budista “U Nata Pannita Ashinthuriya”, pero tampoco fue encontrado escrito en el libro. Luego Pedro dijo: “Tu nombre no está escrito aquí, tú debes retornar, aceptar y testificar a Jesucristo al pueblo budista”.
Caminé de regreso a lo largo del camino de oro. De nuevo escuché hermosos cantos, como nunca he oído en la tierra. Pedro caminó conmigo hasta la hora que retorné a la tierra. El me mostró una escalera que llegaba desde al cielo hacia las nubes (desde afuera de la tierra). La escalera no llegaba a la tierra pero se detenía en medio del aire. En la escalera habían muchos ángeles, algunos subiendo al Cielo y otros bajando. Ellos estaban muy ocupados. Pregunté a Pedro, “¿Quienes son ellos?”, Pedro respondió: “Ellos son mensajeros de Dios. Ellos están reportando al Cielo los nombres de aquellos que creen en Jesucristo y los nombres de quienes no creen.” Luego Pedro me dijo que era la hora de regresar.
El regreso
La siguiente cosa que estaba consciente fue el sonido del llanto. Escuché a mi propia madre gritando: “¿Mi hijo, porqué nos dejaste ahora?”.
Yo también escuché a muchas otras personas en llanto. Me di cuenta que estaba tendido en una caja. Comencé a moverme. Mi madre y mi padre empezaron a gritar: “¡El esta vivo!”; otras personas que estaban bien alejadas no creían a mis padres; luego coloqué mis manos a los lados de la caja y me senté. Mucha gente quedó horrorizada. Ellos gritaron “¡Es un fantasma!” y corrieron tan rápido como podían.
Aquellos que permanecieron estaban sin palabras y temblando. Noté que estaba sentado sobre un líquido oloroso y de fluidos del cuerpo, suficientemente para llenar un promedio de tres tazas y media. Este era un líquido que salió de mi estómago y mis interiores mientras mi cuerpo estaba tendido en el ataúd. Esto es la razón que la gente supo que yo verdaderamente había estado muerto.
Dentro del ataúd había una clase de sábana de plástico fijado a la madera. Esta sábana era colocada ahí para retener los líquidos del cadáver debido a que muchos cuerpos de los muertos liberan mucho fluido como el mío. Aprendí más tarde que estaba a unos momentos de ser cremado en las llamas.
Es costumbre que los muertes en Myanmar sean colocados en un ataúd, que la tapa sea luego clavada para sellarla y todo el ataúd sea finalmente quemado.
Cuando vine de regreso a la vida, a mi madre y a mi padre se les había permitido mirar mi cuerpo por última vez. ¡Minutos más tarde que la tapa del ataúd hubiera sido clavada y pude haber sido cremado!
Inmediatamente empecé a explicar las cosas que había visto y escuchado. La gente estaba asombrada. ¡Les dije sobre los hombres que ví en el lago de fuego y que sólo los cristianos saben la verdad, que nuestros ancestros y nosotros habíamos sido engañados por cientos de años! Les dije que todo lo que creemos es una mentira. La gente estaba asombrada porque sabían que clase de monje he sido y cuan ferviente he sido para las enseñanzas del Buda.
En Myanmar cuando una persona muere su nombre y edad son escritas a un lado del ataúd. Cuando un monje muere, el nombre del monje, edad y el número de años que ha servido como monje es escrito sobre un lado del ataúd. ¡Yo ya he sido registrado como muerto, pero como ven, ahora estoy vivo!
Athet Pyan Shinthaw Paulu
Epílogo
Desde que ´Paulu regresó a la vida´ testimoniando esta historia, ha permanecido testigo fiel del Señor Jesucristo. Los Pastores Birmaneses nos han contado que él estuvo conduciendo a cientos de monjes a la fé en Cristo. Su testimonio es obviamente muy impactante y fuerte. Debido a ello su mensaje ha ofendido a mucha gente, quienes no pueden aceptar que hay un solo Camino al Cielo, el Señor Jesucristo Juan 14:6.
A pesar de una gran oposición, su experiencia era tan real para él que no ha dudado. Después de muchos años en la hermandad de los monjes budistas como un estricto seguidor de las enseñanzas del Budismo, él inmediatamente proclamó el Evangelio de Cristo siguiendo su resurrección y exhortó a otros monjes de abandonar todos los dioses falsos y a seguir a Jesucristo con todo su corazón. Antes de la hora de su enfermedad y muerte él no tuvo ninguna exposición del Cristianismo. Todo lo que él aprendió durante estos tres días en la sepultura era nuevo para su mente.
Con la tentativa de conseguir llevar su mensaje a mucha gente como sea posible, este moderno Lázaro empezó a distribuir las cintas de audio y video con su historia. La policía y las autoridades budistas en Myanmar han hecho todo lo posible de reunir estas cintas y destruirlas. El testimonio que ustedes han leído ha sido traducido de una de aquellas cintas de cassette. Nos dijeron que la posesión estas cintas ahora es bastante peligroso para los ciudadanos de Myanmar.
Su intrépido testimonio lo ha llevado en la prisión por lo menos una vez, donde las autoridades fracasaron en su tentativa de silenciarlo. Sobre su puesta en libertad, él continúo testificando de cosas que él vio y escuchó. Su actual paradero es incierto. Uno de los birmaneses nos informó que él está en prisión y habría sido asesinado, mientras que otras fuentes afirman que él está ahora puesto en libertad de la prisión y esta continuando su ministerio.
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