Venció el cáncer y ahora lleva alegría a quienes lo padecen

No había red. Sin embargo, el balón saltaba de cama en cama. Se trataba de un singular partido de voleyball.  Mary, sólo miraba y Regina con ayuda de “Santa” salvaban el balón. En medio de la habitación, la “Dra. Delicia”, resguardaba la cancha, le tocaba recepcionar. Cecilia no podía más de la risa.

Las risas iban y venían, pero el rostro de Mary nunca cambió. Hace unas horas le habían amputado los dedos del pie derecho, por una neoplasia que padece. “Hace un año que estoy alimentándome bien” la “Dra. Delicia” confiesa para Aleteia: “Cada vez que llego para darles alegría son ellos quienes me la dan a mí”. Me voy recargada siempre del hospital”.

Y es que el dermatofibroma, que le diagnosticaron en la pierna izquierda, sólo le dejó marcas en el cuerpo, más no en el alma. Ella luce vital. Una vez por semana, esta nutricionista de profesión, le cambia la vida a los pacientes del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), pero lo que muchos no saben es que esa alegría le permite a ella seguir viviendo.

Antes de recibir la visita de los médicos, Delia Lizama Del Río (“Dra. Delicia”) y Santa Abanto, Quiroga ambas voluntarias del Clwon hospitalario, visitan desde hace un año a los más de 50 pacientes que se encuentran internos en el INEN, entidad estatal que asiste en Perú a quienes padecen de cáncer.

De pronto sus pies comenzaron a despertar a quienes sin ganas se sentían cansados. Al son del huayno típico de la sierra, esta guerrera vencedora del cáncer, (observé) logró recobrar, en su público del hospital, por esos instantes, aquello que a veces solemos perder: la alegría.

¿Se pude dar alegría cuando se ha perdido al padre luego de haber sido diagnosticado con cáncer a la próstata? Su hermano murió al padecer de un Linfoma de Hodgkin a los 31 años. Y con todo esto, la sonrisa no deja de dibujarse en sus labios.

¿Qué es lo que guarda el corazón de esta mujer? A sus 53 años “Dra. Delicia”, nombre artístico que escogió para hacer reír a su inusual público, vive recargada de alegría.  Lleva alegría, porque en los tiempos que empezaba a agotarse, sus familiares atrapados con el cáncer, no pudieron gozar de ella. “Doy todo lo que puedo, siempre busco dar. La alegría es un motor para mí. Estar en servicio siempre me mantiene viva y es que logré elevar mis linfocitos y fortalecer mi sistema de defensa. Este es el secreto, pero no le cuentes a nadie”, expresó entre risas.

“He decidido no dejarme vencer por el cáncer. Espero que el tiempo libre, que muchas personas tienen, lo puedan ofrecer al servicio de aquellos que, por ejemplo, necesitan alegría. El solo hecho de dar nos engrandece”, concluyo la “Dra. Delicia”.

 

fuente: aleteia.org

 

Gestione cookie