Nuestra Señora nos habla todos los días desde Medjugorje. ¿Qué nos quieres decir hoy? Un estímulo, una exhortación, una corrección amorosa para nuestra vida
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La Virgen María apareció en muchos lugares de la Tierra y en muchas épocas históricas, siempre subrayando el objetivo final de su venida, que es la conversión auténtica de nuestros corazones, y advirtiendo que el tiempo de su cuidado terminaría, tarde o temprano.
En Medjugorje, en particular, María confió, y confía, a los videntes innumerables mensajes, que nos invitan a tomar a su Hijo Jesucristo como ejemplo y a seguir siempre sus pasos, sus enseñanzas.
Maria dice: no olvides la pasión de Cristo
Medjugorje – Mensaje, 22 de marzo de 1984
“¡Queridos hijos! Esta tarde en particular, Yo deseo invitarlos a ser perseverantes en las pruebas. Consideren cuánto sufre mi Hijo todavía hoy a causa de sus pecados. Por eso, cuando tengan sufrimientos, ofrézcanlos en sacrificio a Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Aquel 22 de marzo, tiempo anterior a la Santa Pascua, la Reina de la Paz trató de atraer a los fieles, quienes gradualmente se acercaron a la parroquia de Medjugorje y escucharon los mensajes que ella misma confió a los videntes de ese lugar, para considerar la verdadera razón por la que deberían haber seguido a Cristo.
Él, el Hijo de María, se ofreció como chivo expiatorio por cada pecado cometido por el hombre y, durante la Cuaresma, lo recuerda. Vivir esos momentos, esas celebraciones con dignidad y fe también significa honrar y respetar el sufrimiento extremo que Cristo vivió por nosotros, por nuestro amor, sin querer salvarnos a nosotros mismos.
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