Mi espíritu y mi corazón están alerta como los ojos del centinela.
Estoy esperando. Te busco, Señor. Estoy en vela. ¡Es adviento!
Te busco en la oración y Tú me abres, Señor, como un amigo
siempre presente, cuando se llama a la puerta.
Te busco en el Evangelio y Tú te acercas, Señor, como un amigo
siempre presente, cuando se le pide luz para atravesar la noche.
Te busco en la Eucaristía, con los otros cristianos,
y por tu Palabra y tu Pan vienes a mí, Señor, como un amigo
siempre dispuesto a ofrecer lo mejor que tiene.
Te buscamos cada día y te vemos, Señor,
donde se siembra la alegría,
dónde se elimina la mentira, donde se suprime la injusticia.
Para encontrarte, Señor, ¡hay que estar en vela!
Tú estás a la puerta y llamas.
Llamas al espíritu y al corazón.
Virgen de las Lágrimas de Siracusa Súplica a la Virgen de las Lágrimas Virgen de… Read More
Santísima Trinidad, Dios Trino y Uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, principio y fin nuestro,… Read More
Santa Margarita de Hungría fue una religiosa de la orden dominica quien vivió durante el… Read More
Medjugorje: ¿Qué tiene que decirnos hoy la Reina de la Paz? Mensaje del 25 de… Read More
Salmo 18.8.9.10.15 R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida La ley del Señor es perfecta… Read More
Evangelio según San Marcos 2,13-17. En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla… Read More