Cátedra de San Pedro Apóstol (22 de febrero)

Hoy celebramos la fiesta de la Cátedra de San Pedro. Es una tradición muy antigua, de hecho el 22 de febrero, los antiguos romanos honraban la memoria de los muertos y comían en sus tumbas, en torno a su “silla” (un asiento reservado a los difuntos para indicar que estaba presente en el banquete). A partir del siglo IV, los cristianos comenzaron a honrar a una “silla”, mucho más espiritual: la de Pedro, cabeza de la Iglesia de Roma.

En el pasado, esta fiesta se celebró en dos días diferentes: uno para la silla de Antioquía y otro para la de Roma. Este hecho pone de manifiesto la gran importancia de la misión que Cristo confía a Pedro; Él dice “ Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.” (Mt 16, 18). Es decir, quiero construir sobre esta base sólida mi sien eterno. Mi Iglesia, destinada a elevarse hasta el cielo, debe basarse en la fuerza de esta fe.

Las puertas del infierno no pueden impedir que esta profesión de fe, que también se escapa de los vínculos de la muerte. De hecho, es palabra de vida, que eleva en el cielo quien la profieras y se hunde en el infierno los que la niegan. Y por eso que a San Pedro se dice: ” Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.

La silla de San Pedro, hoy, constituye la base y la unidad de la doctrina, que se apoya sobre Pedro, y al mismo tiempo la autoridad la autoridad cuyo ha investido el Pontífice, su sucesor. La Cátedra se venera en la basílica vaticana, en el altar que lleva su nombre.

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