La confesión es un sacramento que muy pocos entendemos y conocemos a fondo.
La confesión es el sacramento de la reconciliación, un sacramento instituido por el mismo Jesucristo para perdonar los pecados (Juan 20,21-23).
Cuando alguien confiesa sus pecados con humildad y arrepentimiento, Cristo mismo le da su perdón y su amistad y lo reincorpora nuevamente en su gracia que con el pecado había sido interrumpida, y lo hace a través de uno de sus ministros, continuador del ministerio de los Apóstoles.
La confesión tiene 3 beneficios importantes: perdona, sana y libera a todos aquellos que con sincero arrepentimiento se acercan a este sacramento.
Muy pocos lo aprovechan y mi intención es explicarte un poco acerca de estos beneficios para que puedas tener bien definido lo que este sacramento es capaz de hacer.
¿Sabía usted que la Iglesia católica, en el Catecismo, tiene catalogado al sacramento de la confesión como un sacramento de sanación?
Catecismo n° 1421: “El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo (Marcos 2,1-12), quiso que su Iglesia continuase, en la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros. Esta es la finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la Confesión y el de la Unción de los enfermos”.
La Iglesia lo afirma entonces: el sacramento de la confesión es un sacramento de sanación. Casi nadie sabe eso, ni lo toman en consideración a la hora de sanar heridas emocionales. La confesión es fuente de sanación, aprovechémosla.
En el mundo, hay mucha gente perturbada por muchas circunstancias de su vida diaria, llena de preocupaciones, estrés emocional y un sinnúmero de problemas que afectan sus vidas.
En vez de verse en la necesidad de tomar pastillas para dormir o calmar sus nervios, generados por tanta carga y angustia, lo que realmente pueden estar necesitando es hacer una buena confesión.
Tenemos que saber que hay algunos pecados que llevan a la enfermedad (CIC 1502). Hoy en día la ciencia las reconoce como enfermedades psicosomáticas. Una depresión puede llevarte a dar una úlcera. Hay algunas enfermedades que podrían estar vinculadas con el pecado y de eso hablaremos utilizando las sagradas escrituras.
Juan 5,1-18: Curación de un enfermo en la piscina
“Llevaba 38 años enfermo, Jesús lo cura y luego cuando lo encuentra de nuevo en el templo le dice: has sido curado, vete y no peques más, de lo contrario cosas peores te sucederán“.
El perdón, entonces, es fuente de sanación; si hay una enfermedad producto del pecado, el perdón lo puede liberar.
Ahora, tenemos que entender que no todas las enfermedades son productos del pecado, hay enfermedades físicas.
Enfermedades para glorificar a Dios.
Juan 9,1-3 Curación del ciego de nacimiento:
“Los discípulos de Jesús, le preguntaron si esta persona estaba ciega producto de sus pecados o el de sus padres… Jesús le dice: «Esta persona fue hecha así para que se manifieste en él la obra de Dios»”.
Hay también otras enfermedades que las causa el demonio.
Marco 5,9-15: Curación del endemoniado de Gerasa
“Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». El respondió: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos». Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región. Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros suplicaron a Jesús: «Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos». Él se lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara (unos dos mil animales) se precipitó al mar y se ahogó. Los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La gente fue a ver qué había sucedido. Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y sano, al que había estado poseído por aquella Legión, y se llenaron de temor“.
Entonces, la confesión también te libera: las ataduras del demonio quedan rotas con el perdón de los pecados.
• Perdonando pecados,
• Sanando físicamente
• Expulsando demonios (liberando)
El sacramento de la confesión: perdona, sana y libera. ¿Por qué entonces somos tan reticentes a ir a la confesión?
Por Qriswell J. Quero
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