La historia de la señora Else Mayr-Harting, de Viena, la cuenta en detalle su hija, una doctora que conocía el estado de salud de su madre.
La hija de la señora declaró: “Tuve que ir en peregrinación a Medjugorje el 13 de mayo de 1985, pero el segundo día mi madre fue transportado de emergencia en la Primera Clínica Dermatológica en Viena, debido a una hinchazón en su pie derecho, con una gran mancha negra en el centro que denunció una metástasis esférica inicial “.
Medjugorje: el agua, la bendición de María
El diagnóstico, para la señora Else Mayr-Harting, fue realmente nefasto, tanto que se temía por su vida. Los médicos hablaron de un melanoma, un tumor maligno de operar de inmediato, si uno quisiera tratar de salvar al paciente. La hija de la Sra. Else Mayr-Harting, temiendo por la vida de su madre, también cardiopática, obviamente pospuso su viaje a Medjugorje.
“Volviendo mis pensamientos a Dios, llevé el agua bendita de Medjugorje a mi madre (la botella había estado en el altar durante la aparición), con la que comencé a mojar continuamente su pie enfermo. Oré con todas mis fuerzas a Jesús y a su Madre, como si nosotros dos estuviéramos allí, en Medjugorje.
Así continué durante toda la tarde y durante los dos días siguientes. Y luego, poco a poco, la embolia maligna disminuyó y la mancha se estrechó, dejando fragmentos negros de costra en la gasa mientras, debajo, crecía una nueva piel. Hasta que, el día 6, mi madre restaurada pudo volver a caminar. La operación fue cancelada y, el 10 de mayo, pude irme a Medjugorje y agradecer a la Virgen “.
La oración intensa y sobre todo la fe permitieron que el agua de Medjugorje actuara, como una bendición de la Reina de la Paz.
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