La profecía es de Sor Lucía dos Santos, la vidente de la Virgen de Fátima.
Fue en 1981 que el Papa Juan Pablo II erigió el Instituto Pontificio para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, con la intención de formar científicamente, filosóficamente, y teológicamente laicos, religiosos y sacerdotes sobre el tema de la familia. A la cabeza del Instituto fue puesto el cardenal Carlo Caffarra, quien reveló a la revista La voz del Padre Pio (marzo de 2008), en una entrevista, un detalle hasta ahora desconocido.
“Al comienzo de este trabajo – explico Caffara – escribí a Sor Lucía de Fátima, a través el Obispo porque no se podía hacer directamente. Inexplicablemente, aunque no me esperara una respuesta, porque solo pregunté oraciones, me
Después concluyó: sin embargo, Nuestra Señora ya ha aplastado su cabeza’. El Cardenal Caffarra añadió que “hablando también con Juan Pablo II, uno podía sentir que la familia era el punto medular, ya que toca el fundamento de la creación, la verdad de la relación entre el hombre y la mujer entre las generaciones. Si el pilar fundamental es trastocado, todo el edificio se colapsa y ahora vemos esto, porque estamos justo en este punto y lo sabemos. Y me conmuevo cuando leo las mejores biografías del Padre Pío acerca de cómo este hombre estuvo tan atento a la santidad del matrimonio y a la santidad de los esposos, incluso, con justificable rigor en ocasiones”
Hoy en día la verdadera Guerra Mundial está contra la familia, para destruir al hombre; Es un momento apocalíptico: la familia y el matrimonio son el teatro de la guerra entre Dios y el señor del este mundo.
Dios contra Satanás, “la última batalla”, la batalla final será sobre la familia y la vida. Por tanto, Sor Lucía sabía, a través de sus conversaciones celestes, que la familia es el núcleo de la “batalla final”. La razón de esto es obvia: la familia es el único medio de la creación, la relación entre el hombre y la mujer, la procreación, el milagro de la vida. Si Satanás podía desprenderse de todo, él ganaría. Pero a pesar de que estamos en una época en la que está siendo constantemente menospreciado el sacramento del matrimonio, Satanás no puede ganar la batalla.
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