He conocido un hombre simple y humilde que dedico su vida a la oración silencioso y a la intercesión. Difundió sin descanso entre los fieles la devoción a la Virgen María, en particular difundió la devoción al tres Avemarías.
Ganarse que la Reina del Cielo Madre de Dios nos visite a la hora de nuestra muerte con el rezo de tres avemarías
La Virgen prometió a Santa Matilde y a otros Santos que quien rezara cada día tres Avemarías, tendrías su auxilio durante la vida y se especial asistencia en la hora de la muerte, presentándose a esa personas en su hora final con el brillo de una belleza tal que el solo verla lo consolaría y la comunicaría las alegrías del Cielo.
Todos los días rezar así:
En agradecimiento al Padre Eterno para le haber concedido a la Virgen María una gran participación a la divina potencia y presencia divina.
Ave María…
En agradecimiento al Verbo Eterno para le haber concedido a la Virgen María una gran participación a la divina luz y sabiduría.
Ave María…
En agradecimiento al Eterno Espíritu al para le haber concedido a la Virgen María una gran participación a la divina bondad y ternura.
Ave María…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos Amen.
La siguiente Jaculatoria fue indulgenciada por San Pío X, y la recomendó rezar junto con esta devoción: ¡Oh María, por tu Inmaculada Concepción, purifica mi cuerpo y santifica mi alma!
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