Cuando nuestros hijos salen por la puerta de casa y desaparecen de la mirada de los padres, puede ser difícil confiar que estarán en buenas manos. El mundo es un lugar peligroso y muchas cosas podrían suceder que están fuera de nuestro control.
Sin embargo, nuestro corazón puede estar en paz cuando encomendamos su vida a Dios, poniéndolo a cargo de proteger a nuestros hijos de cualquier mal. Si no podemos protegerlos, seguramente Él puede cubrirlos con su brazo poderoso.
A continuación está una oración del libro de los Números, dicha por el sacerdote sobre el pueblo de Israel. Es una oración conocida y a veces usada por los sacerdotes católicos hoy en día durante la liturgia. Como padre o madre, tienes la autoridad de bendecir a tus hijos usando palabras similares, y tu bendición puede tener un profundo efecto sobre ellos. No tengas miedo de usarla y deja que tu corazón se quede tranquilo, sabiendo que cualquier cosa que pase, Dios está en control.
Que el Señor te bendiga y te proteja.
Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y muestre su gracia.
Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.
(Nm 6, 24-26)
Puedes terminar esta oración con una bendición en la frente, haciendo la señal de la cruz y diciendo, «Que Dios te bendiga y te proteja en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».
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