En Nápoles, el 19 de septiembre es un día sagrado: el milagro de San Jenaro es esperado por los fieles de la ciudad, en oración sin desde las primeras horas de la mañana.
Los fieles y el Cardenal Sepe han esperado, junto con los Obispos Auxiliares y los sacerdotes que asistieron, la licuefacción de la sangre, que tuvo lugar a las 10:02.
La espera del milagro de San Jenaro
Grande fue la espera del milagro de la licuefacción de la sangre de San Jenaro esta mañana en Nápoles. Debido a la normativa anti Covid, solo pocos fieles estuvieron presentes en la Catedral, para participar en la celebración de las Laudes y de la Santa Misa, durante la cual se rezó a Dios Padre para que, por su intercesión, San Jenaro pudiera realizar su milagro.
El milagro
A las 10:02, la sangre se derritió. El anuncio lo hizo el cardenal Sepe, luego de que el relicario que contenía las ampollas fuera sacado de la capilla del Tesoro de San Jenaro.
San Jenaro: cuando occurre el milagro
La sangre seca de San Jenaro, que se conserva en dos frascos de vidrio en la Catedral de Nápoles, se licua tradicionalmente tres veces al año:
–el 19 de septiembre la fiesta del santo, que conmemora su martirio en el calendario litúrgico católico;
–el 16 de diciembre de la fecha de la erupción del Monte Vesubio en 1631, que se cree que fue detenido gracias a la intervención del santo;
-y el sábado anterior al primer domingo de mayo, cuando es trasladada la reliquia a la Basílica de Santa Clara.
Según la leyenda, la sangre de San Genaro fue recogida por una mujer llamada Eusebia justo después de su muerte.
El martirio de San Jenaro
San Jenaro, patrono de Nápoles, fue Obispo de Benevento. Durante la persecución contra los cristianos fue hecho prisionero junto a sus compañeros y sometido a terribles torturas. Un día, él y sus amigos fueron arrojados a los leones, pero las bestias sólo rugieron sin acercárseles.
Entonces fueron tildados de usar magia y condenados a morir decapitados cerca de Pozzuoli, donde también fueron enterrados. Esto sucedió aproximadamente en el año 305.
Las reliquias de San Jenaro fueron trasladadas a diferentes lugares hasta que finalmente llegaron a Nápoles en 1497.
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