Un reciente artículo publicado por el diario español El País intenta atacar a la Iglesia Católica, a sus santos y en particular al Beato Carlo Acutis, conocido por su apostolado en Internet y su profundo amor a la Eucaristía, tomando como base un estudio deficiente y la ignorancia del rigor con que se analiza cada caso de beatificación y canonización.
En el artículo “Santos en la Iglesia por la gracia de Dios (y del dinero)”, la periodista Patricia R. Blanco recoge un estudio carente de rigor científico, según admiten sus propios autores, y que durante décadas ha permanecido ignorado por los estudiosos serios de sociología religiosa.
“El 78% de las personas santificadas o beatificadas por la Iglesia católica en 2.000 años de historia pertenece a clases altas”, escribe Blanco, citando el Roman Catholic Sainthood and Social Status a Statistical and Analytical Study (Santidad Católica Romana y Estatus Social: Un Estudio Estadístico y Analítico), realizado por Katherine George y Charles H. George y publicado en 1955 en The Journal of Religion de la Universidad de Chicago (Estados Unidos).
La periodista de El País sugiere entonces que la beatificación de Carlo Acutis se basó en su situación económica, a la que describe como “alta burguesía turinesa”, más que a un milagro realizado por su intercesión.
Ignorando el minucioso análisis científico por el que pasan los milagros obrados por la intercesión de aquellos candidatos a ser beatificados o canonizados, Patricia R. Blanco afirma que “es imposible determinar si es cierto el milagro que se le atribuye al nuevo beato, el de haber intercedido para que un niño brasileño se curara de una rara enfermedad con tocar un trozo de un pijama que había llevado Acutis”.
El milagro, añade la periodista de El País, no puede “ser demostrado con hechos por tratarse de una cuestión de fe”.
El artículo publicado por Patricia R. Blanco en El País no es el primero en el que se usa el deficiente estudio en un esfuerzo por atacar a la Iglesia Católica y a los santos y beatos.
La periodista en realidad calca un artículo publicado el 2011 por Vicenc Navarro, miembro del partido español de extrema izquierda Podemos, liderado por Pablo Iglesias, que usaba el mismo estudio deficiente para escribir “La clase social de los santos” en el periódico español Público, acusando a la Iglesia, especialmente en España, de considerar como un factor “determinante, para conceder santidad, su ubicación dentro de las coordenadas del poder”.
Los artículos tienen líneas similares: mientras que Blanco escribe que no ha sido canonizado por la Iglesia Católica “ninguno de los sacerdotes vascos que murieron a manos de miembros del bando golpista”, Navarro, nueve año antes, había escrito “sin jamás santificar a los sacerdotes vascos asesinados por el Estado golpista”.
Una investigación sin rigor científico
El estudio al que recurre Patricia R. Blanco no sólo carece del rigor científico necesario al momento de su publicación, hace más de medio siglo; sino que está gravemente desactualizado.
De los cerca de 10 mil santos y beatos que tiene la Iglesia Católica, el estudio de Katherine George y Charles H. George abarca solo 2.494 usando como “guía básica” una “edición revisada” en las primeras décadas del siglo XX de “The Lives of the Fathers, Martyrs and Other Principal Saints” (Las Vidas de los Padres, Mártires y Otros Santos Principales), una obra publicada originalmente por el sacerdote católico Alban Butler en el siglo XVIII.
Con la escasa información que reunieron, Katherine George y Charles H. George concluyeron que en los entonces casi 2.000 años de historia de la Iglesia se declararon mayoritariamente santos o beatos de “clase alta”, con un 78%.
“Nuestras estadísticas pretenden no tener una precisión absoluta; obviamente, no podíamos tomarnos el tiempo para ir a las fuentes primarias para probar la confiabilidad de los datos que nos dieron las colecciones de vidas de santos que empleamos”, admiten Katherine George y Charles H. George en la segunda página de su trabajo.
Por ejemplo, para la primera mitad del siglo XX los autores del estudio en el que se basa la periodista de El País solo consideraron a 3 santos o beatos, aunque la cifra real de santos y beatos aprobados por la Iglesia en ese periodo es mucho mayor.
Entre 1904 y 1954, el año anterior a la publicación del estudio usado por El País, los Papas San Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII ya habían canonizado a un total de 74 santos.
Al deficiente trabajo de Katherine George y Charles H. George en 1955, la propia Patricia R. Blanco añade su propia dosis de desinformación, al asegurar que desde mediados del siglo XX hasta la actualidad “algo más de 350 personas han sido santificadas o beatificadas”.
La realidad es que durante la segunda mitad del siglo XX y en los primeros 20 años del nuevo milenio, los santos canonizados por Pío XII, San Juan XXIII, San Pablo VI, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco suman 1.520.
Solo el pontificado del Papa Francisco suma 898 santos canonizados, entre ellos los 813 mártires de Otranto (Italia), asesinados por los musulmanes del Imperio Otomano en el siglo XV.
En sus nueve años de pontificado el Papa Francisco ha aprobado la beatificación de más de 1.200 fieles, entre ellos el ahora Beato Carlo Acutis.
San Francisco de Asís: El santo de la pobreza es considerado de “clase media”
Los criterios que utilizaron Katherine George y Charles H. George para catalogar a los santos y beatos como de “clase alta”, “clase media” y “clase baja” son también cuestionables.
Si bien no explican al detalle sus razones para categorizar a cada santo o beato, sí indicaron que catalogaron a San Francisco de Asís como de “clase media”, a pesar de que la orden que fundó tenía entre sus reglas que sus miembros de “nada se apropien, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna” y sirvan “al Señor en pobreza y humildad”.
El minucioso proceso científico de un milagro
La afirmación de que el milagro de Carlo Acutis de la periodista de El País demuestra su total ignorancia respecto de los parámetros científicos que usa la Iglesia para declarar un milagro.
El proceso de beatificación y canonización comienza en la diócesis a la que pertenece el fiel fallecido, y es abierto por el obispo local y el Postulador de la Causa, que presentan un informe con su vida y sus virtudes.
El caso es analizado por la Santa Sede, que puede dar su “Nihil obstat” para permitir el inicio de la Causa. Al candidato se le conoce entonces como Siervo de Dios.
Para la beatificación, el Postulador de la Causa debe probar ante la Congregación para las Causas de los Santos que el Venerable tiene fama de santidad, así como la realización de un milagro atribuido a su intercesión.
El presunto milagro es examinado en la diócesis por los médicos que trataron el caso en revisión (independientemente de sus creencias o afiliación religiosa) y luego por la Congregación para la Causa de los Santos, donde será analizado rigurosamente por cinco médicos peritos de diversas creencias religiosas.
Solo tras el visto bueno de los científicos, el presunto milagro es analizado por teólogos y luego por un cardenal.
El milagro por el que Carlo Acutis llegó a los altares
Carlo Acutis, considerado el ciberapóstol de la Eucaristía, fue beatificado el 10 de octubre, luego de que el minucioso análisis de la Iglesia concluyó que un niño fue curado de una grave enfermedad gracias a su intercesión.
El niño del milagro se llama Matheus. Él padecía una malformación congénita conocida como páncreas anular. Su madre, Luciana Vianna, rezó durante cuatro años por su sanación.
De acuerdo a la prensa brasileña, a los tres años y medio de edad, el niño pesaba solo nueve kilos y “se alimentaba de una sustancia que llamábamos leche”, pero que era un batido con proteína y vitaminas, pues su “cuerpo no tenía tiempo suficiente para absorberlo, (ya que el batido) solo estaba unos minutos en el estómago”.
Mientras Luciana rezaba intensamente por la salud de su hijo. El P. Marcelo Tenorio, amigo de la familia, se enteró por Internet de la vida de Carlo Acutis.
En declaraciones a Famiglia Cristiana, el postulador de la causa de beatificación, Nicola Gori, dijo que “el 12 de octubre de 2013, a siete años de la muerte de Carlo, un niño, afectado por una malformación congénita (páncreas anular), llegado su turno de tocar la estampita del futuro beato, expresó un singular deseo, como una oración: ‘Quisiera poder no vomitar más’. Inmediatamente comenzó la curación, al punto que la morfología del órgano en cuestión cambió”.
Al niño le habían explicado que la petición se hacía en el corazón, pero él pidió en voz alta dejar de vomitar. El sacerdote me preguntó qué era eso y me quedé sin respuesta, dijo la madre.
Cuando Luciana preguntó a su hijo qué había pedido, Matheus la sorprendió respondiendo que ya estaba curado gracias a Carlo Acutis. Ya en casa, el niño pidió comer y le preguntó a su hermano cuál era la mejor comida que había probado. Los dos eligieron arroz, frijoles, bistec y papas fritas.
La mamá le sirvió la cantidad que come un adulto, creyendo que no lo terminaría, pero Matheus acabó su ración y pidió más. Luciana esperó a que el niño vomitara la comida, pero eso no sucedió.
Articulo publicado por: AciPrensa