Pésame Señor y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí; pero mucho más me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como Vos; antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente nunca más pecar y apartarme de las ocasiones próximas de pecado. Amén
Padre de todos los hombres, compadécete de nosotros, los desterrados hijos de Eva, y dígnate escuchar las súplicas que te dirigimos por los méritos e intercesión de san José Gabriel del Rosario Brochero, sacerdote según tu Corazón y fiel pastor de una porción de tu rebaño. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
“Yo me felicitaría si Dios me saca de este mundo confesando y predicando” (Carta al Secretario del Obispo, presbítero Eduardo Ferreira, 2/7/1907).
Reflexión:
Todos los santos sacerdotes de la Iglesia se han caracterizado por una admirable dedicación al sacramento de la Reconciliación. San José Gabriel no ha sido la excepción. Él sabía bien que el Confesionario es el Trono de la Misericordia, erigido en la Tierra por el mismo Dios. ¡Cuántas almas se habrán reconciliado con Dios gracias al ministerio de este incansable Cura! ¡Cuántos hermanos habrán hallado en él, paz y fortaleza para perseverar en la fe!
Pero la prédica del Cura Gaucho no se limitaba al momento en que administraba los sacramentos. Él evangelizaba en cada instante de su vida. No es exagerado decir que cada latido de su corazón era un acto de oración y evangelización.
Oración:
Padre compasivo, te rogamos por todos los pecadores, en especial por aquellos cuyo corazón está más endurecido. Ilumínalos con tu Espíritu, y por la prédica y el testimonio de intrépidos y santos sacerdotes como el Cura Brochero, haz que descubran el tesoro de tu Misericordia, que resplandece de modo incomparable en el sacramento de la Confesión.
Que experimenten la alegría de la comunión contigo, la misma que alentó la vida del santo padre Brochero, por cuya intercesión, reiteramos el pedido de la gracia que te confiamos en esta novena (se menciona la gracia).
Padre Nuestro, Ave y Gloria.
Trinidad Santa, Dios Vivo y Creador, acoge benignamente las súplicas que te dirigimos en esta novena. Que nuestra oración te sea agradable, Señor, como lo fue la vida y la muerte de san José Gabriel del Rosario Brochero, por cuya intercesión acudimos confiados a tu Misericordia. Sea la gloria y la alabanza para Ti, único Dios verdadero, Fuente y Principio de toda Vida, Hoguera inextinguible de Amor y Premio eterno de los bienaventurados. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
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