El próximo 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen se conmemora en la Diócesis de Getafe, Madrid (España) el 85 aniversario del prodigio eucarístico por el que se mantienen intactas 16 formas consagradas desde la época de la Guerra Civil española.
A lo largo de estos 85 años, la devoción de los habitantes de Moraleja de Enmedio ha aumentado y se han recogido testimonios de personas que han solicitado que se reconozca el prodigio oficialmente como un Milagro Eucarístico.
Desde la diócesis de Getafe, destacan el testimonio de la salvación de un bebé prematuro que tuvo que ser operado dentro de una incubadora y el de una niña que iba a nacer sin extremidades y vio la luz en óptimas condiciones de salud.
El P. Rafael de Tomás es párroco de la iglesia de San Millán, donde se encuentra este prodigio eucarístico y destacó que “el pueblo de Moraleja las sigue adorando con fe [la 16 formas consagradas intactas], agradecido por el don que Dios hace de sí mismo en la Eucaristía. Y lo hace con la certeza y la confianza de que el Señor cuida de sus vidas y de la vida de sus familias”.
“Este prodigio eucarístico ha fortalecido muchísimo la fe de este sencillo pueblo que tanto ama a Dios. Y no sólo ha fortalecido su fe, sino que lo ha hecho crecer en el amor a Cristo Eucaristía”, destacó el P. De Tomás..
“La parroquia San Millán es un lugar al que cada día peregrinan sus fieles para adorar al Señor, y al que cada vez se van sucediendo más peregrinaciones de otros muchos lugares, con muchas personas que quieren conocer y adorar este prodigio”, aseguró el párroco.
Celebraciones previstas
El día 15 de julio se celebrará una vigilia de adoración a las 10:00 p.m que estará presidida por el P. Rafael de Tomás y las formas consagradas quedarán expuestas toda la noche y durante todo el día 16 de julio.
Con motivo de la celebración de este aniversario está prevista la publicación de un libro que recoge la extraordinaria historia de las formas intactas. La presentación oficial será presidida por el Obispo de la diócesis de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, el 24 de septiembre, a las 08.30 p.m.
Hasta hoy se han consumido ocho formas de las 24 que había originalmente. Dos de ellas por los anteriores obispos de la Diócesis de Getafe, Mons. Francisco José Pérez y Fernández Golfín y Mons. Joaquín María López de Andújar, actual obispo emérito), que atestiguaron que su forma, su tamaño, su textura y su sabor no habían sufrido ningún daño.
Historia del prodigio eucarístico de Moraleja de Enmedio
El 16 de julio de 1936, un día antes del estallido de la Guerra Civil española, el P. Clemente Díaz Arévalo, párroco de la localidad de Moraleja de Enmedio, Madrid (España), consagró varias formas para dar de comulgar al pueblo en la fiesta del Carmen.
Con las que sobraron dio la comunión los días 17 y 18 de julio de 1936, cuando le obligaron a cerrar el templo.
El 21 de julio, le permitieron al P. Días celebrar un funeral y aprovechó la ocasión para sacar a escondidas las 24 formas sobrantes en un pequeño copón por si tenía que dar la comunión a algún enfermo.
Sin embargo, por los acontecimientos difíciles del comienzo de la Guerra Civil, tuvo que huir del pueblo y dejó encargadas a las ‘Marías de los Sagrarios’ la custodia de las Sagradas Formas.
El pueblo de Moraleja de Enmedio se dedicó a custodiarlas, adorarlas y defenderlas de cualquier sacrilegio y profanación.
Las hostias, 24 en un principio, fueron escondidas en un copón primero en casa de Hilaria Sánchez, esposa del secretario municipal, pensando que allí se encontrarían a salvo. Sin embargo había un gran temor a que registaran su casa y por eso, días después trasladaron el coponcito a casa de otra vecina, Felipa Rodríguez, que lo escondió en una cueva subterránea de su casa. .
Unas dos semanas después se llevaron a la bodega de Isabel Zazo, una feligresa perteneciente a las ‘Marías de los Sagrarios’, donde el copón permaneció más de 70 días enterrado a 30 centímetros de profundidad.
A finales de octubre de 1936, las fuerzas republicanas ordenaron evacuar Moraleja de Enmedio y los vecinos obedecieron, no sin antes desenterrar el pequeño copón.
Vieron cómo su estado se iba deteriorando debido a la humedad, y como había que evacuar el pueblo, buscaron otro lugar donde esconderlo.
Eligieron un hueco de una viga de una bodega. Cuando pudieron regresar a sus hogares, el coponcito continuaba donde lo habían escondido, aunque lo encontraron completamente oxidado y ante el temor de que las sagradas formas hubieran sufrido algún daño lo abrieron y vieron cómo las 24 formas originales estaban en perfecto estado de conservación.
Las formas fueron trasladadas a otro lugar de la casa y quedaron vigiladas por las mujeres del pueblo.
Quince días más tarde llegaron a Moraleja dos sacerdotes, capellanes castrenses quienes, informados de la existencia de este prodigio, llevaron las formas en procesión desde la casa hasta la escuela.
Celebraron la Eucaristía y comulgaron con dos de ellas comprobando que su sabor seguía siendo bueno cuatro meses después de su consagración.
Cuando se restauró la Iglesia y habiendo regresado el párroco trasladaron el pequeño copón al Sagrario de la parroquia de San Millán. Antes se administró la comunión con una de estas formas a un enfermo.
El 13 de noviembre de 2013 se cambiaron a un copón de cristal que permite la visualización y adoración de las Sagradas Formas, situado en un expositor encima del Sagrario de la parroquia de San Millán.
Por las visitas episcopales que tenían que verificar el estado de las Sagradas Formas, se han consumido otras cinco hostias, quedando actualmente 16 de ellas y algún fragmento.
Desde entonces, permanecen intactas hasta hoy. Todo un regalo que el Señor ha hecho al pueblo de Moraleja.
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