San Matías fue uno de los setenta y dos discípulos de Jesucristo, criado en su escuela, y testigo de sus prodigios. Jesús ascendió al cielo, Mattia permaneció en el Cenáculo en unión de oración con los Apóstoles, esperando el Espíritu Santo.
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Al tener que elegir otro apóstol en lugar de Judas, se presentaron a los Apóstoles dos discípulos: José, apodado el Justo, y Matías. Toda la asamblea oraba diciendo: “Tú, Señor, que ves el corazón de todos, muestra a cuál de los dos has escogido para tomar el lugar del prevaricador Judas en este ministerio”.
Luego hubo un sorteo, que indicó a Matías; por lo tanto, fue agregado a los otros once Apóstoles. Esta fue la primera elección a la dignidad eclesiástica.
Matías aceptó esa posición de suprema responsabilidad con acción de gracias a Dios.
Oración
Glorioso San Marías que fuiste, como tu nombre lo dice, un “don de Dios”, y que tuviste la dicha de ser uno de los 72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su ministerio. Tú que fuiste el elegido por los apóstoles después de la Ascensión del Salvador para reemplazar al pérfido Judas, y el Espíritu Santo descendió sobre ti en Pentecostés y te entregaste a tu misión.
Predicaste primero en Judea y más tarde en la Capadocia y las costas del Mar Caspio, donde sufriste grandes persecuciones de parte de los pueblos bárbaros donde misionaste, hasta llegar a la corona del martirio crucificado como Nuestro Señor, por lo que ahora gozas de su favor en el Cielo, te ruego: escucha mi súplica y dame tu favor.
Quien mejor que tú que tan bien conociste el sufrimiento y tantas necesidades pasaste para comprender mi pena y mi desolación ante la angustiosa situación en que me encuentro, sufriendo graves problemas económicos a los que por mí mismo no puedo dar solución.
Aboga a favor mío, sé mi intercesor ante Nuestro Señor, a quien con tanta fe serviste, pues a ti nada ha de negarte, y que de esta manera pueda yo salir delante de tantos agobios y miserias que entristecen mi corazón, por no poder dar la atención debida a quienes están a mi cargo y conmigo sufren.
Que tu ayuda sirva para que tú recibas más gracias del Señor, por agradecimiento a las que a mi dispenses, fiel Matías, primero discípulo y después Apóstol del Cordero, a quien amo con todo mi corazón, y que mi dicha sea también la tuya, bendito Apóstol, en quien mucho confío y a quien manifiesto mi devoción dejando hoy a tus pies, con toda mi fe, mis necesidades y problemas. Amén.
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