La Cuaresma es un tiempo que nos invita a vivir el ayuno y la abstinencia, pero estas renuncias relacionadas con la comida no son las únicas formas de penitencia. San Juan Bosco enseñaba que también se puede ayunar con las diversas partes del cuerpo.
Los que conocieron a Don Bosco señalaban que era riguroso en las exigencias prescritas por la Iglesia para el tiempo litúrgico de la Cuaresma. No obstante, el fundador de los salesianos también alentaba a practicar otros tipos de ayuno.
En las “Memorias biográficas de Don Bosco” (tomo 12) se cuenta que un día el santo recomendó a sus muchachos ayunar dominando las diferentes partes del cuerpo.
“No permitan nunca, mis queridos amigos, que el cuerpo mande; mortificarlo durante esta mitad de la Cuaresma, que aún nos queda”, enfatizó el padre y maestro de la juventud.
Para esto los animó a hacer ayunar a los ojos, es decir, no mirar imágenes, pinturas o fotografías contrarias a la virtud de la modestia, evitando además leer libros inmorales o contrarios a la fe.
Con respecto a los oídos, les mandó huir de conversaciones que puedan ofender la pureza y de participar en murmuraciones.
Para hacer ayunar a la lengua, Don Bosco los alentó a desterrar toda palabra que pueda escandalizar a los demás, las bromas pesadas y el hablar mal de alguien.
Más adelante, recomendó no andar quejándose del calor o el frío, soportando con paciencia las contrariedades y tolerando con caridad los defectos de los demás. En resumen, no realizar algo que vaya en contra del buen ejemplo.
“Una cosa más quiero recomendarles todavía. Comulguen frecuentemente y con fervor. Si reciben a Jesús con frecuencia en su corazón, su alma quedará tan fortalecida por la gracia, que el cuerpo se sentirá obligado a obedecer al espíritu”, concluyó el santo.
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