Un día como hoy San Juan Pablo II partió a la Casa del Padre

El miércoles 30 de marzo, el Papa se apareció en la ventana de la Plaza de San Pedro por un breve tiempo. Intentó en vano hablar. Fue la última vez que se mostró en público antes de morir. Murió el 2 de abril de 2005 a las 21:37.

Juan Pablo II
Juan Pablo II

“Dejadme ir a la casa del Padre” fueron las últimas palabras pronunciadas, con voz débil y en polaco, por Juan Pablo II poco antes de morir el 2 de abril, según revela la Santa Sede.

El funeral tuvo lugar seis días después, viernes 8 de abril de 2005, celebrado por el Cardenal Joseph Ratzinger en la Plaza de San Pedro, con la participación de un altísimo número de jefes de Estado y de Gobierno (más de 200 delegaciones oficiales) así como representantes de todas las religiones. La afluencia de peregrinos a Roma en los días previos al funeral fue intensa (2 y 5 millones de presencias totales).

Rezamos esta oración a la hora que murió San Juan Pablo II

Oración a San Juan Pablo II

Dios Todopoderoso, ante la pandemia que ha afectado a la humanidad, renovamos con celo el acto de confiar a Tu misericordia, como hizo San Juan Pablo II. A ti, Padre misericordioso, te confiamos el destino del mundo y de cada persona. Te rogamos humildemente.

Bendice a todos los que trabajan duro para que los enfermos sean tratados y los sanos protegidos contra la infección. Restaura la salud de las personas afectadas, dales paciencia a las personas en cuarentena y lleva a los muertos a tu hogar.

Fortalece el sentido de responsabilidad de las personas sanas por ellas mismas y por los demás, para que observen las restricciones necesarias y ayuden a los necesitados.

Renueva nuestra fe para que podamos superar los momentos difíciles con Cristo, su Hijo, quien se hizo hombre por nosotros y está con nosotros todos los días.

Derrama tu Espíritu sobre nuestra nación y el mundo entero, para que aquellos que se unieron en la lucha contra la enfermedad también se unan para alabarte a Ti, Creador del universo, y así luchar celosamente también contra el virus del pecado que destruye los corazones humanos.

Padre Eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de Tu Hijo, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

María, Madre de la Misericordia, ruega por nosotros.

San Juan Pablo II, Santa Faustina y todos los santos, rueguen por nosotros.

Amén.

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