Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mi. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi Justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrecelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y salvarías las deudas que tienen con mi justicia.
Jesús Misericordiosísimo, Tu mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí, yo que llevo a la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas del purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a tu justicia. Que los torrentes de sangre y agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadisimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.
Coronilla a la Divina Misericordia
- Empezar con un padrenuestro, un avemaría y el credo.
- Al comenzar cada decena, en las cuentas grandes del padrenuestro, decir (una vez):
“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación de nuestros
pecados y los del mundo entero.”
- En las cuentas pequeñas del Ave María, decir (diez veces):
“Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.”
- Al acabar las cinco decenas de la Coronilla de la Divina Misericordia, se repite tres veces:
“Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero.”
- Oración final:
“Oh Sangre y agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío.”
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