Este 30 de mayo se celebra la fiesta de Santa Juana de Arco, quien es conocida por su valentía para proteger a los católicos de Francia. Pero algo que se conoce poco es su profunda fe y que recibió una “anunciación” mística de parte de San Miguel Arcángel.
En el libro “Santa Juana de Arco: La cristera francesa” se narra que, tras haber hecho su Primera Comunión, la pequeña de 13 años empezó a escuchar voces del cielo, incluso la del mismo Dios. Cierto día se le presentó San Miguel Arcángel como “el protector de Francia”.
“Juana, es necesario vivir de otro modo y cumplir actos sorprendentes. Pues tú eres aquella que ha elegido el Rey del cielo para cumplir la reparación del reino de Francia y para dar ayuda y protección al Delfin Carlos expulsado de su dominio. Te vestirás de hombre y, tomando las armas, serás jefe de guerra”, contó la santa que le comunicó el divino mensajero.
En la obra también se indica que durante el proceso que tuvo al final de su vida, y en el que se recogieron muchos de sus testimonios, Santa Juana indicó que el Arcángel la había animado a ser una “buena niña” y le había asegurado que Dios la ayudaría.
No obstante, la desconcertada adolescente respondió: “Pero yo no soy más que una pobre niña que no sabe ni cabalgar ni comandar una guerra”.
San Miguel le pidió que no le contara a nadie lo sucedido, y Santa Juana precisó que desde la primera vez que escuchó su voz hizo un voto de virginidad.
El libro, además, describe que tiempo después, el Arcángel San Miguel le presentó las voces de las mártires Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía, quienes eran conocidas en la zona donde vivía Juana.
La santa expresó: “San Miguel me dijo que Santa Catalina y Santa Margarita vendrían a verme y que yo siguiera sus consejos. Que ellas habían recibido la orden de dirigirme y aconsejarme, que yo les creyera y que todo esto estaba mandado por Nuestro Señor”.
La pequeña presentó a las santas el voto de virginidad que había hecho ante el Arcángel y las voces que escuchaba la empezaron a nombrar como “Juana, la Pucelle (doncella), hija de Dios, hija de gran corazón”.
Así Santa Juana fue creciendo en edad y en vida espiritual. Acudía frecuentemente a la Confesión, a la Comunión y a la oración. Solía decir: “Preferiría morir, antes de hacer una cosa que me hiciera caer en pecado, o ir contra la voluntad de Dios”.
Admirada por una Doctora de la Iglesia
De acuerdo al Papa Benedicto XVI, Santa Juana (1412-1431) era muy cercana a los pobres y enfermos. A los 17 años había desarrollado una personalidad “fuerte y decidida, capaz de convencer a hombres inseguros y desmoralizados”. Incluso viviendo entre soldados, mantuvo un trato bondadoso y evangelizador con todos.
Según el Papa alemán, Santa Teresita del Niño Jesús la tomó como modelo. “Santa Teresa había expresado su deseo de morir como Juana, pronunciando el Nombre de Jesús (Manuscrito B, 3r), y la animaba el mismo gran amor a Jesús y al prójimo, vivido en la virginidad consagrada”, puntualizó el Pontífice. Ambas son ahora patronas de Francia.
Fuente: AciPrensa