Oraciones para recibir la poderosa intercesión de San José…
Glorioso San José, modelo de todos aquellos quienes se dedican al trabajo, concédeme la gracia de:
Trabajar con espíritu de penitencia para la expiación de mis numerosos pecados;
Trabajar con dedicación, poniendo el culto del deber por encima de mis inclinaciones;
Trabajar con reconocimiento y alegría, considerando un honor usar los dones recibidos de Dios;
Trabajar con orden, paz, moderación y paciencia, nunca cediendo al cansancio o dificultades;
Trabajar con buenas intenciones y desprendimiento de mí mismo, teniendo sin cesar ante mis ojos la muerte y la cuenta que deberé rendir del tiempo perdido, talentos no usados, buenos actos omitidos y las vanas complacencias del éxito, tan opuestas a la obra de Dios.
Todo por Jesús, todo por María, este es mi lema. Amén
“Bendíceme, Oh querido padre amado, San José; bendice mi cuerpo y mi alma; bendice mis resoluciones, mis palabras y hechos, todas mis acciones y omisiones, cada uno de mis pasos; Bendice todo lo que poseo, todos mis bienes interiores y exteriores, para que todos redunden en el mayor honor a Dios. Bendíceme por el tiempo y la eternidad, y protégeme de todo pecado. Obtén para mí la gracia de hacer expiación por todos mis pecados con el amor y la contrición aquí en la tierra, para que después de mi último aliento pueda, sin demora, postrarme a tus pies y darte gracias en el cielo por todo el amor y la bondad que tú, Oh querido padre, me has mostrado aquí en la tierra. Amén”.
¡Oíd, querido San José, una palabra mía !… Yo me veo abrumada de aflicciones y cruces, y a menudo lloro… Despedazada bajo el peso de estas cruces, me siento desfallecer, ni tengo fuerzas para levantarme y deseo que mi Bien me llame pronto. En la tranquilidad, empero, entiendo que no es cosa difícil el morir… pero si el bien vivir. ¿A quién, pues, acudiré sino a Vos, que sois tan bueno y querido, para recibir luz… consuelo… y ayuda? A Vos, pues, consagro toda mi vida, y en vuestras manos pongo las congojas, las cruces, los intereses de mi alma… de mi familia… de los pecadores… para que, después de una vida tan trabajosa, podamos ir a gozar para siempre con Vos de la bienaventuranza del Paraíso. Amén.
Jaculatoria. San José, Protector de atribulados y de los moribundos, rogad nosotros.
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