Enferma de cáncer con una prognosis de seis meses de vida, reza a Carlo Acutis y se cura

Una pediatra española enferma de cáncer con una prognosis de solo seis meses de vida reza al beato Carlo Acutis y se cura completamente.

Siguen llegando noticias de gracias y milagros recibidos por la intercesión del beato Carlo Acutis, quien ya está próximo a la canonización, prevista para el próximo 27 de abril de este año jubilar.
Es conmovedora la historia de una pediatra española, María Dolores Rosique, que, enferma de cáncer en fase avanzada, cuando los médicos le dieron una prognosis de solo seis meses de vida, se curó inexplicablemente después de rezar al beato Carlo Acutis.
El relato de este testimonio de gracia recibida ha sido compartido por Catholic News Agency y Aci Prensa, cuyo miembro del personal tuvo la oportunidad de recoger esta historia en la que se entrelazan el dolor, la fe y el milagro.

La pediatra se cura de cáncer después de rezar al beato Carlo Acutis

María Dolores Rosique, conocida por todos como Lola, es una pediatra que hace tres años estaba viviendo el peor periodo de su vida. Casada con Pablo y madre de cuatro hijos: tres niñas adolescentes de 17, 15 y 12 años, y un niño de 7, su vida cotidiana fue alterada por la aparición de un cáncer.
Mientras realizaba un viaje por Italia, precisamente en Toscana, con su familia, comenzó a sentir los primeros malestares. Las ecografías y la endoscopia revelaron después que tenía un cáncer muy agresivo. Ella, como médica, se dio cuenta de inmediato de que la causa era esa.
Era un cáncer de ovario que se había extendido por todo el abdomen. Se trataba de un tumor maligno en una fase muy avanzada. Los médicos le dijeron que no viviría más de seis meses, como máximo un año. Pero aún antes de recibir el diagnóstico, cuando ya había comprendido por los primeros malestares de qué se trataba, sucedió algo: su confianza en el beato Carlo Acutis.
Todo ocurrió por lo que un cristiano sabe que solo pueden ser “Dios-incidencias”: coincidencias aparentemente casuales pero que forman parte del designio divino. La mujer, con su familia, se encontraba en Italia y después de Toscana y Roma, habían visitado Asís.

Asís, la intuición y la confianza

No sabían mucho sobre Carlo Acutis, solo lo habían escuchado mencionar algunas veces. Luego, en Asís, al ver su imagen en las tiendas de recuerdos, María Dolores y su esposo descubrieron que su tumba estaba cerca de donde se encontraban en ese momento.
Ella estaba cansada y no se sentía bien, pero algo la impulsó a ir a visitar esa tumba. Al encontrarse frente a los restos del futuro y próximo santo, confió en él y en la situación que ya sabía que debía afrontar.
“Carlo, estoy aquí en tus manos. Debo pedirte la intercesión a través de ti, porque tú me trajiste aquí”, dijo haber pensado. Esa Dios-incidencia, la intuición de ir, no podía ser sin significado.
Su preocupación era principalmente por sus hijos, que perderían a su madre siendo tan jóvenes. Así que no pidió la curación para sí misma, sino para ellos. Se confió a su intercesión y experimentó de inmediato una profunda sensación de alivio.

La curación inesperada y el agradecimiento

Después de un primer diagnóstico de cáncer de ovario, los médicos descubrieron que en realidad se trataba de un cáncer de apéndice. La situación seguía siendo grave y se difundió una cadena de oraciones entre sus familiares, amigos y conocidos.
La cadena de oraciones se extendió incluso fuera de su país y pudo experimentar la comunión de los santos y el poder del amor que se difunde de esa manera, enormemente. Un sacerdote al que se habían dirigido y que le había dado la Unción de los Enfermos, de sorpresa, le dio una reliquia de Carlo Acutis: un pedazo de tela de sus ropas.
La sorpresa fue enorme y también la cercanía del Beato, que se hizo cada vez más fuerte. María Dolores se sometió a dos cirugías y a quimioterapia: ese cáncer agresivo que parecía no dejarle esperanza desapareció.
Junto con la curación, ella y su esposo crecieron en la fe y siguen el ejemplo de Carlo Acutis practicando una buena vida cristiana. Comienza el día participando en la Misa y lleva la alegría del Evangelio también en su trabajo.
Intenta evangelizar a aquellos que están alejados de la fe, sintiéndose investida de una nueva misión: testificar lo que le ha sucedido para hacer comprender cómo confiar en Dios y abandonarse a su voluntad es lo que realmente importa. Esta hermosa historia es muy similar a la de otra curación, también de cáncer y también gracias a la oración de Carlo Acutis.

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